...recuerdos de aquel niño que leía los libros de Gil Pérez en el viejo sillón de La Vega, aquellos recortes amarillos en el armario, aquellas tardes en la fría piedra del estadio, aquellos sueños, pensamientos y deseos que tuve desde aquella grada que fue mía, DESDE MI GRADA VIEJA...

sábado, 28 de enero de 2012

1974-75 U.D.Salamanca. Ed.Este.


Cromos de la UD.Salamanca editados para esta colección:
1 Aguinaga, 2b Pepín, 3 Iglesias, 4a Huerta, 4b D’Alessandro, 5 Rodri, 6a Enrique, 6b Aguirre Suarez, 7 Moreno, 8 Robi, 9 Ferrero, 10 Pita, 11 Lacasa, 12 Muñoz, 13 Rial, 14 Chaves, 15 Galleguillos, 16 Sánchez Barrios.
Cromos editados como últimos fichajes:
Alvarez nº13, Cruz Carrascosa nº16
Cromos editados que fueron baja a lo largo de la colección:
2a Febrer

Nota: Con este álbum la Editorial Este modificó el sistema que hasta ahora había predominado en el mundo de los cromos, se pasó de las colecciones cerradas, a aquellas que variaban a lo largo de los meses en vigor de la publicación, permitiendo por ejemplo dejar de publicar algún cromo (bajas) a lo largo de la edición, añadir cromos no editados inicialmente (colocas), colocar varios cromos en una misma casilla con aquel famoso “pon el que prefieras”, (de ahí las aes o bes que siguen a algún número), la existencia de dobles cromos para algún jugador y los últimos fichajes que aparecían en las ultimas páginas del álbum y que se incrementaban mes a mes hasta el final de la publicación.
El álbum costaba 10 pesetas.
FUENTE de la nota: albumesycromos.jimdo.com

Como dato curioso y en relación a la UDS, destaca la no edición en este álbum de jugadores importantes fichados para esta temporada como Rezza, Juanjo, Bustillo, Víctor o Lanchas; en cambio sí la publicación de Moreno y Ferrero que fueron traspasados esta temporada a Alavés y Burgos respectivamente y la inclusión de un cromo de Cruz Carrascosa que ocupó un lugar en los nuevos fichajes, pero nunca jugó un minuto en competición oficial con la Unión y fue traspasado al Recreativo sin debutar; Galleguillos que se pasó la temporada en blanco por sólo disponerse de dos fichas para extranjeros (Rezza y D’Alessandro) también tuvo su cromo.

sábado, 21 de enero de 2012

DUQUE, Interior derecha nº8

En ocasiones se sorprendía todavía de que no le resultara demasiado complicado cerrar los ojos y mantener la capacidad, aún hoy, de recordarlo todo igual que lo había dejado.
Sin mucho esfuerzo podría –se apostaba algunas veces- recordar el orden en el que descansaban aquellos libros en la estantería del salón de la planta baja; incluso podría –pensaba también- imaginarse caminando a ojos cerrados y recordar los pasos que le acercaban a cada una de las puertas de las habitaciones; tres a la de sus padres, dos a la suya, aquella que compartió con la pequeña Elisa; cuatro pasos hasta el baño, seis a la izquierda hacia la cocina e incluso poder todavía notar el tacto de aquella pared rugosa que parecía hoy rozarle los dedos con el viejo gotelé que aún sobreviviría al paso del tiempo y tanto tiempo después, sería capaz, sin duda alguna, incluso de poder ver y contar; con sus correspondientes coordenadas cual era la baldosa que bailaba a sus pies, en aquel cuarto de suelo verde del desván donde finaliza la historia.

Cuando uno ha amado tanto un lugar – hablaba solo a veces- la memoria absorbe detalles, hasta el punto de parecer que aún con el paso de los años si cerramos los ojos, no han cambiado un ápice.

Aquella mañana, sentado en su despacho y después de hacer más de veinte años que no pisaba aquella casa; le vino a la memoria la primera vez que subió aquellas escaleras.
Nunca fue excesivamente miedoso, pero aquel video de “Thriller” visto por error con apenas seis años, le hizo ver monstruos en la noche durante una larga temporada de aquella época.
Pero la curiosidad de aquel niño pudo con la oscuridad y el miedo, y rememorando aquel libro que su madre le leyó tantas veces de pequeño en el que los monstruos del bosque por la noche, se convertían sólo en árboles retorcidos por la mañana; se decidió, y sigiloso, abrió la puerta y sin luz, pues no la alcanzaba, subió una a una las escaleras de madera de aquel viejo desván que en ocasiones había imaginado; con la cara inocente de aquel que sabe que está incumpliendo esa ley no escrita, del “ no se suben las escaleras solo”.

Una llamada de teléfono le recordó que estaba trabajando y temió, mientras hablaba, no poder retomar aquellas sensaciones del pasado cuando colgara el auricular.
Pero no era posible, aquella experiencia sobre lo desconocido en su niñez, había vuelto con tal fuerza que no le abandonaría en toda la mañana.

Cuando completó las escaleras, se encontró con un espacio diáfano en el que los halos de luz que se filtraban por el techo de madera hacían de teas encendidas en la oscuridad polvorienta en que se sumía aquella estancia.
No sintió miedo, y se adentró entre las cajas viejas y recuerdos de otros, que parecían haber dormido allí unas cuantas décadas.

Semanas después, en una de aquellas visitas que a escondidas realizó a aquel anticuario tan particular y cuando entró en aquel pequeño cuarto que se abría al fondo del desván y que servía para apilar muebles viejos de madera sobre un suelo azulejado en verde esmeralda; encontró el que sería su tesoro escondido y que no había olvidado.
Aquel día, cuando sigiloso recorrió el oscuro sobrado con el latido de su corazón como banda sonora de un silencio inmaculado; se dio cuenta de que bajo sus pies bailaba uno de los baldosines de aquel cuarto verde y aunque tardó semanas en pensar en levantarlo, el tiempo le dio para pensar e imaginar, que siempre alguien esconde cosas bajo los ladrillos que se mueven, o al menos eso nos enseñan las películas –se decía- creyendo poseer así el lugar mas seguro del mundo o bien como decía el pensador  “los ladrillos son el cofre del corazón de los humildes…”

El día que se decidió se armó con una pinza de madera que ocultó en su sudadera y a modo de palanca, arrodillado y sin hacer ruido, lo levantó esperando encontrar, ¿qué se yo? –murmuraba- billetes, monedas, un mapa de piratas como aquel de los Goonies…tantas cosas que había imaginado durante el tiempo en que pensó con su inocencia de niño, que sí, que tenía que haber algo debajo…
pero encontró algo mejor; algo que rescató de su memoria durante muchas veces en los veinte años que hacía que no lo veía.
Envuelto con mimo en un papel sedoso casi transparente había un cromo, un cromo de la Unión Deportiva Salamanca: DUQUE, Interior derecha nº8 se leía bajo el dibujo del jugador, estaba despegado y su dorso era blanco. Tapó el hueco dejado por el azulejo, cogió el cromo y bajó las escaleras golpeado por lo que había encontrado.

En el tiempo, varios años, en los que conservó el cromo entre sus cosas de fútbol en forma de tesoro; lo miró muchas veces y le invadieron muchas dudas a cerca del origen y vida del mismo.
Supo que Duque jugó en la UDS en 1941 y que aquella casa ya existía poco después de la guerra, nunca supo quién vivió allí antes, ni por qué ese cromo y quién lo colocó allí; lo que si le parecía cierto –se aseguraba a sí mismo en ocasiones- es que quien lo escondió lo hizo para guardarlo con el cariño que se esconden las cosas que se quieren, como se esconde lo que para uno puede llegar a ser incluso, un pequeño tesoro de papel.

Hace veinte años cuando supo que no volvería a pisar aquella casa, cuando los caprichos del destino hicieron que su familia tuviera que marcharse de aquellas tierras que le vieron crecer; volvió para despedirse del que había sido su escondite de recuerdos, su paraíso de periódicos viejos y recortes de un pasado que no le pertenecieron.
Subió las escaleras y se acercó por última vez al cuarto de los muebles apilados, se arrodilló y levantando el baldosín que tantas veces veló sus pensamientos de noche; y con un beso; dejó a DUQUE, interior derecha; aquel cromo del 41; en el mismo sitio donde lo había encontrado unos años antes, como esperando devolvérselo al que le perteneció en un principio, con la inocente intención de que otro alguien, ¿quizá otro niño?, en otro momento y en el mismo lugar encontrara, en ese corazón de los humildes en forma de losa verde esmeralda un trocito de la Unión, y aquel pequeño tesoro de papel.
Renglones bajo una luz. 2012.


Nota: Desde que en 1941 la Editorial Bruguera y la Editorial Valenciana publicaran una serie de álbumes con los principales jugadores de los equipos de primera y segunda división de los que formaron parte los de la U.D.Salamanca (Duque incluido), han sido muchas las colecciones que han mostrado a nuestros jugadores a lo largo de la historia.
Sirva este post como introducción a una serie de entradas que se alternaran con las habituales en las que mostraré colecciones completas de cromos u otras publicaciones sobre nuestra UDS; como pequeño homenaje a todos aquellos jugadores que tuvieron cromo y son inmortales para la historia grafica de la Unión y su coleccionismo.
(Las imágenes de los cromos proceden en su mayoría de Internet, extraídas de fac-símiles publicados por algunas editoriales y rescatados de foros de Internet, de miniaturas de cromos obtenidas de páginas de coleccionismo y algunos de mi modesta serie personal; hechas con la única intención de seguir ensalzando nuestra historia; la de nuestra Unión, muchas veces olvidada.)

jueves, 19 de enero de 2012

En "Últimes vesprades a Mestalla"


Hace varios años, navegando por Internet en busca de imágenes de nuestra U.D.Salamanca, di con una página especial… nada tenía que ver con la Unión, pero me enamoré de ella…
Un blog hecho con un sentimiento profundo hacia el fútbol y en concreto hacia la historia del Valencia CF, se abría ante mis ojos repleto de imágenes del pasado e historias de un valencianismo hecho a base de amor profundo a unos colores…

Ayer, ese Blog que tanto había admirado y que no miento si digo que tuvo algo que ver en el inicio del que escribo, se hizo eco de un post escrito por mí en “Desde mi grada vieja” hace varias semanas; “El 10 de Kempes”.

Desde aquí, pequeña tribuna de mi unionismo, mi agradecimiento eterno al creador de “Últimes vesprades a Mestalla”, por este detalle, que ha servido para difundir mi Blog y esa pequeña historia de Kempes y la Unión, entre el valencianismo, en ese blog tan especial y referencia para aquellos que amamos el fútbol y sus sentimientos.

sábado, 14 de enero de 2012

Dos equipos de récord

Salíamos aquella mañana de la iglesia de San Juan de Barbalos, de misa, y no habíamos cruzado todavía la plazuela para salir por la calle de Santa Teresa camino de aquel vermut de los domingos en la cafetería del Hotel Condal, cuando mi padre comentó: “…dicen ahí que la Unión ha perdido en Maspalomas…”.
Un gesto de incredulidad pobló mi rostro, sinceramente no me lo esperaba…”se acabó el record” –dije en voz baja-…aquella fría mañana de febrero de 1988, la Unión detuvo el record en 25, lejos, en la cálida isla de Gran Canaria, perdiendo por 1-0, por la mínima, en un encuentro lleno de errores arbitrales.
En ocasiones las casualidades o pequeños gafes existen, y recuerdo que se dijo durante toda la semana previa al encuentro; que ese mismo domingo; en el Estudio Estadio de Matías Prats se iba a emitir un reportaje de aquel equipo del récord, aquel equipo histórico venido a menos; que en aquel mítico año en 2ªB de la vuelta de Traid, y de la camiseta de LEDESA, buscó durante 25 jornadas acercarse a grandes gestas de otros como los 27 partidos invicto desde la primera jornada del Real Madrid de la 68-69 o el aún vigente de las 32 jornadas de la mítica Real de Ormaechea de la 79-80, ambos en primera división.

Pero no pudo ser...




Aquella gesta no sirvió para llegar a Estudio Estadio…pero sí para pasar a la historia de la UDS, superando una racha anterior comparable pero olvidada…aquella del mítico equipo de Soler de la 68-69 en 3ª división (la 2ªB del momento), aquel equipo que retornó a la división de plata por la puerta grande en una inolvidable promoción frente al decano de nuestro fútbol.
Fueron 24 los partidos de imbatibilidad del equipo charro desde la primera jornada entre 1968 y 1969, y se dobló la rodilla esta vez en el mes de Marzo, y un poco más cerca, en la capital de España, frente al Plus Ultra, otra vez por 1-0, por la mínima, en otro encuentro lleno de errores arbitrales.



Dos equipos, dos plantillas, unidas en la historia, por un puente de diecinueve años que separaron la jornada 25 de unos y la 26 de otros, para perdiendo, dejar el listón muy alto, para aquellas “Uniones” venideras que quieran grabar su nombre en ese libro de los récords particular donde se inscribieron ya, los Justo, Chanes, Huerta, Fernando, Pedraza, Manolo, Juanín, Calero, Paulino, Pollo, Sancho, Tapia, Lozano, José Manuel, Mayoral, Bazaral, Garrido, Vidal, Anselmo, Oswaldo, Valledor, Miranda, Ángel Lozano, José Ángel, Queco, Sito, Balta, Echevarría, Nino, Balbino, Mina, Iraola, Abajo, Montero, Vicente, Villarejo, Melo, Paco, Biota, Rafa, Pardina, Merino y Ollero en dos rachas desde la primera jornada inolvidables.

Temporada 1968-69























Temporada 1987-88

Póster editado por la Gaceta Regional como conmemoración del ascenso 
que consiguió aquella plantilla al final de la temporada 87-88.
Sentados de izq. a dcha: Rafa, Echevarría, Montero, Lozano, Abajo, Pardina y Melo.
De pie de izq. a dcha: Tori (utillero), Ollero, Paco, Balta, Queco, Balbino y Sito. Fila superior de izq. a dcha: José Ángel, Vicente, Nino, Traid, Biota, Iraola, Merino y Benito.



viernes, 6 de enero de 2012

El 10 de Kempes

Nunca tuve un físico y unas cualidades suficientes para soñar en ganarme la vida jugando al fútbol, por lo que nunca aspiré, ni mucho menos, a poder compartir espacios y sensaciones futbolísticas cercanas, con cualquiera de aquellos jugadores que vi jugar y seguí cada fin de semana en radio, TV o campo de juego, o con otros muchos que cuando yo nací ya se habían retirado o estaban pensando en hacerlo.
Pero fue hace ya algunos años, recién llegado a la capital del Turia, y en una de aquellas soleadas tardes de finales del otoño valenciano; cuando después de bajar del 71 en la Avenida de Blasco Ibáñez con mi carpeta bajo el brazo camino de las clases del doctorado, me ocurrió algo inesperado, que aún recuerdo.
Reconozco que aunque enamorado de la Unión, del fútbol y de su historia en general, nunca fui especialmente mitómano; pero cruzarme aquella tarde, allí, con todo un Mario Alberto Kempes, a 300 metros del todopoderoso Mestalla que podía otear a mi espalda con el rabillo del ojo desde aquella parada de autobús; supuso algo emocionante.
Siempre dudas al principio, ¿es?, ¿no es?...pero sí era.
Desgraciadamente, nunca pude verlo jugar en directo, pero las imágenes volaron en mi cabeza desde que lo divisé varios metros por delante de mí acercándose; hasta que lo perdí de vista a mi espalda…pasaron sólo unos cuantos segundos, segundos, que hoy recuerdo en este blog como aquellos, pocos, que pasé al lado de Mario Alberto Kempes.
Por un momento, durante aquel fugaz encuentro, me imaginé en la piel de otros que sí estuvieron cerca de Kempes  y en las sensaciones que ellos sí vivieron sobre un terreno de juego tan lejanas para el aficionado común…y pensé que Jongbloed, Haan y Krol estuvieron así de cerca de él, en la final del 78; cuando se lanzaron a sus pies en el Monumental y no pudieron pararle; o en lo cerca que estuvieron Del Bosque, Benito, Isidro o San José; que no consiguieron evitar sus goles en la mítica final de Copa del 79… también pensé que era ese mismo hombre el que corrió alrededor de la portería con los brazos abiertos, ante 100.000, envuelto en papeles recortados para celebrar el segundo gol en la prórroga de su mundial, perseguido por una nube blanquiceleste de jugadores, y también pensé en Pat Jennings que lo tuvo a esa misma distancia después de detenerle aquel penalty en la final de la Recopa del 80…o en los 116 goles que anotó en primera división con el Valencia CF, o en que fue pichichi 2 veces…sí, era ese mismo hombre que pasaba a mi lado.
 Y recordé que “el matador” también anotó un gol en el Helmántico y que se convirtió en nuestra bestia negra particular anotando 6 goles en los 6 partidos en que nos enfrentamos a él en el estadio de la avenida de Suecia…; y aunque de chico me enseñaron que no es de buena educación girarse a mirar en plena calle, no pude evitar darme la vuelta a su paso y quedarme parado siguiéndole con la mirada mientras se alejaba calle abajo, y me vino a la memoria aquella imagen que había visto días atrás en la tienda oficial del Valencia CF, en la calle Pintor Sorolla, mientras ojeaba curioso el libro del 90 aniversario del equipo che, y pensé en Bustillo, y en su mirada en aquella fotografía en la que seguía con sus ojos la celebración de Mario Kempes tras aquel gol que le marcó a la Unión en los 70; la misma mirada que yo fijé en la espalda del mito argentino aquella tarde, al girarme, imaginando que aquel hombre, igual que en la foto, levantaría los brazos camino de las verjas del fondo de Mestalla y que en su espalda aparecería un 10, el mismo 10, de aquellos que iban cosidos, que vio Bustillo aquella noche en el estadio mientras Kempes se alejaba acercándose a su público con los brazos arriba y el mismo que imaginé ver yo, vestido de corto junto a los jugadores de la UDS de la imagen, con la camiseta roja y el escudo de la Unión cosido al pecho, de pie, absorto, en las proximidades del añejo Mestalla que rugió en mi mente por el gol de Kempes, en el silencio de aquella tarde de hace ya unos años y que por unos segundos me hizo sentir parte de la leyenda, que fue compartir un instante de mi vida con un inmortal del fútbol mundial.
Foto extraida del libro del 90 Aniversario del Valencia CF

Mario Alberto Kempes Chiodi (Bell Ville - Argentina  1954), jugó en el Valencia CF entre 1976 y 1981, y entre 1982 y 1984 (7 temporadas) y aunque se le relaciona clásicamente con el 10, dorsal que heredó Maradona posteriormente en la selección argentina; en sus inicios en el club valenciano vistió el 9 habitualmente.
En Mestalla se enfrentó a la UD Salamanca en seis ocasiones, anotando seis goles:
76-77 VALENCIA – UDS 0-0
77-78 VALENCIA – UDS 3-1 Valdés y Kempes (2) 1 (p)
78-79 VALENCIA – UDS 0-0
79-80 VALENCIA – UDS 2-2 Kempes y Bonhof
80-81 VALENCIA – UDS 3-0 Saura y Kempes (2) 1 (p)
82-83 VALENCIA – UDS 4-1 Kempes, Solsona, Idígoras y Roberto