Nunca me gustaron los lunes, me cuesta arrancar las semanas siempre, a partir del miércoles la cosa cambia…aunque puede que esta semana, nunca tenga miércoles, ni jueves, ni viernes…todos sus días sean lunes… y dure mucho tiempo…
Durante muchos días mantuve una esperanza de salvación, pero la lógica se impuso y como hablábamos semanas atrás, las matemáticas no cuadraron, como casi siempre…
Volver a la Segunda B para un histórico como la Unión vuelve a ser una catástrofe, que desafortunadamente hemos vivido otras veces… pero este año, la sombra de la desaparición, agranda y agiganta el desconsuelo; esperemos que no, que mi Unión continúe, aunque sea en el barro, lo daré por bueno.
Rumbo al trabajo, hoy, en una mañana de esas soleadas, que en otros tiempos olían a exámenes y promociones, a salvaciones matemáticas, a vacaciones, a verano próximo…
Hoy olía diferente, a descenso, Mayo y Junio, meses de contrastes en el fútbol, hoy más que nunca.
Y con la mirada baja pensaba, entre mis pasos, en esa vuelta a los lodazales y la lluvia eterna, en el fútbol semiprofesional de nuevo, en las camisetas sin nombre, en los campos pequeños, en los muros detrás de las porterías, en los graderíos encima de los banquillos y los vestuarios con agua templada… también en los cartelones sin luz, el anonimato de los resultados y las clasificaciones, la página cuarenta del diario deportivo y su letra minúscula, el teletexto sin mi Unión, la quiniela sin mis charros y mi uno y dos fijos, no habrá televisiones, ni Carrusel…espero que las radios locales no nos olviden.
Los descensos son de los jugadores sólo unos minutos, días si acaso, la mayoría se irán, al final los descensos sólo son de esa camiseta octogenaria que debutó en los años 20, y de todos nosotros, de aquellos que buscaremos diales perdidos en la onda media para oír como un histórico intenta salir del barro una vez más…
Aunque quiero pensar que volveremos, que la segunda B volverá a ser un punto de partida de otra etapa mejor que llegará, y que saldremos como otras muchas veces.
Hoy volví a soñar con aquel niño que se crió viendo a una Unión en ese pozo; y pensé que estuve allí otras veces y no pasó nada; pensé en el descenso en Tenerife del 85, y mi padre oyendo el partido en la radio de la mesilla de su habitación, “bajaron!”… me dijo serio; pensé en el partido frente al Andorra, aquel en el que estrenaba mi primer carnet de socio que me sacó mi padre en la 85-86, y que con mis siete años lo mostraba orgulloso y sonriente en la entrada del estadio al portero que “ticaba” las entradas con aquella pinza oxidada, pensé también en las tardes tras Lozano en Fondo Sur, pensé en equipos que se fotografiaban en el césped en el calentamiento, su minuto de gloria en un campo de primera venido a menos; recordé y pensé en “Maspalomas, Lalines y Fabriles”, que nos ganaron y nos tienen en su historia, y pensé en mi cuando soñaba con Helmánticos llenos, pero me conformaba con los tres mil de siempre para que nunca dejaran solos a los de blanquinegro que cada domingo se medían a humildes filiales de segunda y equipos modestos en su mayoría, sentados en la piedra, (cuna de tantos grandes unionistas) cuando los para avalanchas sólo servían para no dejarte ver bien el césped…
Así, después de más de 25 años se vuelve a cerrar un círculo en mi unionismo, y volvemos a la misma categoría del 85, el año que estrené mi bufanda, y el año que vi al Andorra en el primer partido de la Unión en esta categoría maldita…y allí, agarrado a las verjas de Fondo Sur, (con mi padre y mi tio quince metros por encima de mi en la grada), me enamoré de este equipo, y sufrí con ellos desde entonces…y hoy, un día de tristeza e incertidumbre plena, por una existencia incierta todavía…me consuelo pensando, que yo ya estuve con ellos allí, dentro del barro…y no cambió mi unionismo en nada.