...recuerdos de aquel niño que leía los libros de Gil Pérez en el viejo sillón de La Vega, aquellos recortes amarillos en el armario, aquellas tardes en la fría piedra del estadio, aquellos sueños, pensamientos y deseos que tuve desde aquella grada que fue mía, DESDE MI GRADA VIEJA...

sábado, 24 de septiembre de 2011

Rincones

Transcrito del libro “1923-1973. Historia de la Unión Deportiva Salamanca.” contaba Don Carlos Gil-Pérez, autor del libro:

“…acompañando a Germán Herrero Fabregat por la calle del Generalísimo, el socio número uno de la U.D. Salamanca, nos hizo reparar en la placa situada en la fachada de la casa número 24, dedicada a Don Luis Maldonado, para decirnos con su patriarcal magisterio futbolístico: mira, el hijo de ese señor, fue el primero que trajo un balón a Salamanca. ¡Y cómo nos disputábamos todos su amistad para poder dar una patada!...”






Releyendo pasajes del mítico libro de Gil-Pérez no hace muchas fechas, encontré esas curiosas líneas.
Salamanca esconde rincones infinitos, y de cada paso, pensamiento o recuerdo transcrito de personas tan relevantes en el pasado de nuestro club, podríamos transportarnos a aquel entonces muchas veces…y eso hice…efectivamente, me acerqué al número 24, curioso, y allí continuaba la placa, en el mismo lugar que D.Carlos Gil-Perez y D.Germán Herrero, se detuvieron a principio de los 70, para extraer del recuerdo una imagen de aquella Salamanca, hoy muy lejana, pero en el fondo, la misma Salamanca de siempre.

La placa se refiere a Don Luis Maldonado de Guevara y Fernández de Ocampo (Salamanca 1860 – Madrid 1926), catedrático, político y escritor salmantino, que formó parte de la primera directiva de la Unión Deportiva Española en 1923, bajo la presidencia de Don Federico Anaya, manteniéndose en su honor la destacada efeméride conmemorativa en el número 24 de la actual Calle Toro salmantina, padre, entre otros, de Don Francisco Maldonado de Guevara y Andrés (Salamanca 1891- Madrid 1985), destacado por Don Germán Herrero como el primer niño, allá por los primeros años del siglo XX, que dispuso de un balón en aquella vieja Salamanca, en los años en los que los irlandeses aterrizaron con su fútbol en la capital y la gente se acercaba curiosa, a las eras de la Glorieta y al teso de la Chinchibarra, para ver golpear ese balón, que desde entonces ha rodado sin descanso durante más de cien años…y que, por favor, no pare nunca.


La gente se acercaba curiosa a principios del S.XX a los alrededores de la plaza de toros de La Glorieta para ver jugar al "foot-ball"

viernes, 16 de septiembre de 2011

Un equipo de primera

Aunque el debut en la máxima categoría del futbol español se produjo en la temporada 74-75 frente al Elche CF, hubo meses antes un once que salió al terreno de juego haciendo gala de una condición maravillosa: la de sentirse nuevo equipo de primera división.
Tras el histórico partido frente al Real Betis una semana antes, en la que se consiguió el ascenso a primera división en el estadio Helmántico, aún quedaba una última jornada por disputarse en la división de plata, fue un 26 de Mayo de 1974; intranscendente para los nuestros, ya ascendidos, pero importante para nuestro rival, el San Andrés de Barcelona, que necesitaba de un resultado favorable para evitar la promoción de descenso a tercera.

El resultado, un 4-2 desfavorable, fue lo de menos; Galleguillos y Muñoz en un fabuloso lanzamiento de falta, pusieron por momentos el 1-2 en el marcador, pero un magistral Rivero que anotó tres goles aquella tarde, llevó finalmente la algarabía a los graderíos, para mantener a la U.D. San Andrés en segunda división, frente a un convidado de piedra, en este caso la UD. Salamanca, ya sabiéndose de primera desde una semana antes.


Rivero, que anotó tres goles, bate por bajo a Aguinaga en el que era el 1-0.
Fuente: Mundo deportivo

Cuarto gol del San Andrés, obra de Rivero, en balón sutilmente bombeado que supera a Aguinaga
en su estirada. Fuente: Mundo Deportivo.

Abrazo del equipo cuatribarrado, tras la consecución del gol, que confirmaba
la permanencia en la división de plata aquel año. Fuente: Mundo Deportivo.

Por tanto, fue allí en el estadio de la Calle Santa Coloma, donde la UD Salamanca, vistió de blanquinegro por primera vez en su historia, sabiéndose equipo de la élite del fútbol español; en ese regusto amable, del deber cumplido, y del que ansía impaciente encontrarse pocos meses después con aquello que ha conseguido, la categoría de oro de nuestro fútbol.

Once que presentó la UDS aquella tarde en Barcelona, para enfrentarse al San Andrés.
Primer once de la historia, que era ya oficialmente, once de primera. Fuente: Don Balón.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Hoy, un grande.

Mis orígenes asturianos por parte de mi abuela materna, aquellos veranos de crío correteando por la playa de San Lorenzo, días entre Gijón y Oviedo, en los 80, y aquel año que viví en la capital del principado entre el 2001 y 2002, me hicieron encariñarme de aquellos dos históricos clubes asturianos…

Las referencias familiares sobre el parentesco de mi abuela con Barril, histórico jugador ovetense de los años 20, ya atrajeron ese cariño desde bien temprano, y las visitas al Molinón en los años 80, para ver partidos del Trofeo Costa Verde en Agosto (frente al Standart de Lieja en el 86 y al Sporting de Lisboa en el 90), y los partidos vistos en el Nuevo Tartiere en la temporada 01-02, agrandaron ese vínculo afectivo, a pesar de la eterna rivalidad entre las dos ciudades, que yo entendí como hermanas desde la distancia.

La fusión en 1926 del Club Deportivo Oviedo y el Stadium Ovetense dio como resultado el Real Oviedo. En la temporada 28-29, a la que corresponde la imagen, el equipo ya jugaba en la segunda división del fútbol español.

La caída del Real Oviedo a los infiernos del fútbol la sentí cercana, por lo contado, y por la comprensión hacia una afición con solera, que vivió momentos históricos entre los grandes y que sufría en los campos regionales asturianos sin consuelo, en ese deseo profundo del que nunca desearía algo así para uno mismo, para la Unión.

El fútbol vuelve a encontrarnos, un duelo de equipos históricos en una categoría que no nos corresponde y un enfrentamiento en un torneo de copa inédito hasta la fecha.

Nada más y nada menos que 38 temporadas en primera división contemplan a este histórico de nuestro fútbol, sin duda un grande, fundado en 1926, que en horas bajas, quiere volver al olimpo, aquel que nosotros también dejamos un día…de momento sin fecha de vuelta imaginable.

Alineación del Real Oviedo en la temporada 69-70, primera campaña en la que nos medimos al conjunto azulón en partido oficial, fue en 2ª división y perdimos 1-0 en el viejo Carlos Tartiere.



El último enfrentamiento en primera división de ambos conjuntos, tuvo lugar el 13 de Junio de 1999 y supuso el descenso matemático de la UDS a segunda división.
Las imágenes superior e inferior corresponden a dicho partido, jugado en el viejo Carlos Tartiere y que concluyó con el resultado de 3-2, Barbará y Zegarra marcaron los goles charros, Dely Valdés, los tres del conjunto asturiano.


Bibliografía:
La Gaceta Regional de Salamanca.
De Fozaneldi al Parque del Oeste. 80 años de fútbol en Oviedo.
La Nueva España.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Preocupación y tristeza

Desde ayer por la tarde he buscado en mi cabeza palabras que pudieran explicar el sentimiento que tenía a la salida del estadio, el español da muchas oportunidades al lenguaje por su riqueza, y muchos sustantivos se agolparon, inicialmente furiosos, que con el sosiego del amanecer de un nuevo lunes adquieren tintes reflexivos, como de las dos palabras que presiden el post.

Ayer volví al Helmántico, mi Helmántico. Hacía bastante tiempo, más de un año, que no pisaba sus gradas, el residir a más de 450 km y mi príncipe de casi 9 meses, han transformado mi unionismo de grada, en otro de transistor, tv, foro, blog y sufrimiento…

Sinceramente esperaba haber visto algo más, venía con la ilusión de ver a un equipo superior al rival, detalles, cosas, para poder ilusionarme en que sí, que hubiera mimbres y sensaciones para pensar en competir al menos un pequeño escalón por encima del resto. Pero sinceramente, ayer, no vi nada de eso.

Nada que me haga pensar en ilusionarme con que la segunda B en el 2011 pueda ser un periplo positivo y breve en nuestra historia.

A medida que pasaban los minutos mi sensación fue en aumento, y acrecentada por el pálpito profundo de no encontrar en el campo a nadie a quien mirar para exigir el tirar del carro, pues de los once en el césped, nadie tenía un vínculo con el pasado de la Unión lo suficientemente grande para exigírselo…
Incluso un sentido “Qui-que Mar-tín!!” (sorna aparte), clamó la grada con fuerza en un momento del partido, al que me uní sin dudarlo, como un grito al desconsuelo, de aquello que otros veteranos representaron en otras épocas de 2ª B y que sí permitió unir equipo y grada en algún momento de la temporada…(Quique, ZéTó, Arpón, Ángel y un largo etc.…lo fueron en algún momento de la historia).

Nunca me imaginé, por muy plantilla nueva que fuera, fuera de forma que estuviese, poco dinero que tuviéramos o crisis institucional en la que nos encontráramos,…que pudiéramos ser colistas de un grupo de segunda B, y con unas sensaciones tan malas e inciertas en este punto del calendario; todo lo que venga a partir de ahora tiene que ser mejor que esto…pero la sensación de tristeza que sentí ayer a eso de las nueve, y que hoy se alarga atenuada, ya no me la quita nadie, estoy preocupado.

Esta mañana, pronto, escribí esta breve reflexión, y a  renglón seguido salimos a pasear los tres, buscando el sol de la mañana que ya hacía brillar la piedra de oro, de esta que es mi Salamanca, y que vuelvo a encontrar de veras cada vez que vuelvo a buscarla…hoy no había cambiado, como tantas otras mañanas de mi vida.

En cambio ayer, también quise reencontrarme con mi Unión, la de siempre, la que llevo en mi corazón desde hace tantos años, y allá con mi carnet de socio y desde la grada del Helmántico, sólo la encontré en aquellos de siempre, en los 3500 que se marcharon a casa con la cabeza baja y preocupados, porque del resto, de los que se supone que nos representan, y que lucen el escudo en césped y banquillo, yo no encontré nada, la Unión que esperaba ver, sinceramente, me la habían cambiado.