Dicen que en el fútbol no hay cabida para sentimentalismos de ese calibre; yo discrepo.
Para los que sentimos de manera algo diferente un mundo en el
que en la mayoría de las ocasiones faltan y sobran muchas palabras; en algún
momento; sobre todo en aquellos partidos grandes con todo en juego, tras el
éxtasis de un gol fundamental para cumplir el objetivo anhelado, tras una
acción brillante de esas que uno siente como definitiva en el mismo instante en
que se produce y que la historia guardará para siempre sin remedio…esas dos
palabras, pienso, pueden llegar a cobrar todo su sentido.
Y asumo que me hubiera gustado acercarme a ellos y buscar, para
pronunciarlas, a aquel que tras su gol y tras el abrazo de todos, deshacía hacia
su campo los pasos que como goleador le hacían saberse, ya, parte de la
historia.
Ha habido más, pero aquel día frente al RCD.Mallorca en el 97
fue uno de aquellos partidos; y en aquel momento me conformé con pensar aquellas
palabras desde la grada de Fondo Norte donde me encontraba, pero al dar con
esta imagen hace tiempo, quise descubrir y creer que Pauleta las pronunció en
aquel instante; y no sólo por él…si no quizá también en nombre de todos aquellos
que, como yo, sentimos en blanquinegro ese amor que, escondido, hay en el
fútbol.
Amamos un maravilloso compendio de todos aquellos sentimientos que cada victoria, empate o derrota nos produce. Cada espera hasta que llega el siguiente partido, cada lectura tras el encuentro. Cada mirada cómplice al formar parte de un grupo humano que se identifica con un mismo escudo. Noble, honrado, humilde y magnífico al mismo tiempo. Como la ciudad que representa.
ResponderEliminarQue partidazo!
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