Aunque empecé a ir al Helmántico
con frecuencia algunos años antes, hubo una temporada en la que esa capacidad
de recordar lo vivido pasó de albergar sensaciones y detalles de forma
inconstante y algo menos profundos; a desarrollar esa capacidad casi obsesiva
de recordarlo “todo”; un todo que pasaba desde el recuerdo de “carrerilla” de
alineaciones salmantinas y sensaciones nítidas vividas a lo largo de los
noventa minutos de cada uno de los partidos; hasta recordar el lugar dónde
escuché por la radio, los encuentros, que fuera de casa, retransmitían las
cadenas locales los domingos por la mañana.
Aquella temporada fue la 87-88;
aunque para esa nitidez de la que os hablo, mi memoria unionista se despertó
una jornada antes del inicio de aquel campeonato; justo en la última jornada
del anterior; unos meses antes, en Junio de 1987; en el partido de más ingrato
recuerdo para el unionismo de mi generación (VER); pero que forjó ese punto de
inflexión, que desde 1982 y en el baúl de mi memoria, se había poblado de
recuerdos inconstantes.
Aquel Helmántico del 87 era de piedra;
fría, despoblada... y cuando llovía las techumbres metálicas no garantizaban el
cobijo de los que nos resguardábamos debajo; un estadio envejecido, que pedía
un lavado de cara, urgente; en una decadencia que de la mano del propio club;
peleaba contra una cuesta abajo; que se había iniciado y sin freno, menos de
tres años antes (VER).
Un Helmántico todavía sin
marcador con luz, con banquillos a ras de suelo, con verjas que sólo parcialmente
dejaban ver que fueron verdes en su origen; y con una megafonía que no invitaba
a reconocer un himno inmortal entre el ruido que emitía como base; pero que
mantenía intacta la esencia de su identidad más profunda; su tapete verde de
césped inmaculado, sus porterías con soportes curvos inolvidables y la Unión
Deportiva Salamanca que se asomaba cada quince días a su acristalado, en aquel
entonces, túnel de vestuarios.
Así, cada domingo, durante las 38
jornadas de aquel campeonato; y a lo largo de los 19 partidos que fui al fútbol
a ver a la Unión aquella temporada; aquella
plantilla, la del récord (VER), la de la vuelta de Traid, la de aquella combinación
de juventud y veteranía; la que con su calidad manifiesta y amparada por una
reforma de la 2ª división “B” que devaluó parte de la competencia; fue sin
lugar a dudas, la que considero hoy, por lo descrito, primera plantilla de la
U.D.Salamanca grabada a fuego en mi recuerdo.
Encontré esta imagen no hace
muchos meses; y la sentí cercana; sentados en la piedra de las pistas; Traid y aquellos
jugadores que admiré con ojos de niño, me miraban; como metáfora a aquellos, tantos
partidos sentado en similar piedra gris, mirándolos a ellos, desde la fila uno del
fondo sur del estadio Helmántico.
En este mismo mes de Septiembre; cuando estuvimos
en La Sagrada y me senté en el poyo de piedra que reposa desde siempre en la
puerta del corral de la casa que fue de mis abuelos; con Ángel a mi lado,
recordé esa sensación al sentarme en aquellos tiempos.
Esa misma sensación de piedra
dura, fría, que tenía de niño; cuando mi padre y mi tío se quedaban arriba de
pie en fondo Sur y yo bajaba solo a la fila uno y me acomodaba sin almohadilla
tras la verja verde cada domingo.
Y como sé que Ángel se parece a
mi de crío; sentados los dos en el poyo, tuve esa extraña sensación del que mira atrás y se ve a sí mismo,
de niño, como en una escena de ciencia ficción en la que uno podría llegar a
sentarse al lado de uno mismo con 27 años menos.
Para así, sentados los dos en la
piedra, mi yo hoy y ese yo de ayer en el que me veo siempre que miro a Ángel; en la
fila uno de fondo Sur, con los pies apoyados sobre un lecho de cáscaras de
pipas que descansaban allí abajo jornada tras jornada; y mirando entre los
huecos de los hierros verdes, que en forma de rectángulos en vertical;
dividían la visión de un partido de gigantes vestidos de blanquinegro...
Tuve ganas; sin desvelarle un
futuro descorazonador de un presente que no existe; de cogerle del hombro; a él, a mi; y
susurrarle:
“- Disfruta cada segundo que
vivas sentado en este estadio, apasiónate con cada una de las sensaciones que
te hagan vivir los que vistan esta camiseta; recuerda todas y cada una de las
cosas que vivas aquí sentado, desde esta piedra..., porque no son eternos”.
Muy seguro estoy de que nadie venido del
futuro me susurró aquello allá por 1987,... pero hoy mi recuerdo me hizo dudar;
porque a todo aquello que imaginé decirle a mi hijo hace unas semanas; en esa
proyección presente/pasado desconcertante; a todo, el Ángel de hoy, el que os
escribe; a todo; le hizo caso...
Gracias U.D.Salamanca
por tanto.
También fue, para mi, prácticamente la temporada "fundacional" de mi unionismo. Mi padre, ante mi insistencia, me llevo por primera vez al Helmantico el fatídico día del Burgos. Yo, con 9 años, salí llorando desconsolado. Era lo que le faltaba a mi padre, pobrecito, a quien no le gustaba el fútbol; no me volvió a llevar. Pero yo insistí, váyase a saber por qué, y a comienzos de la siguiente temporada mi hermano mayor me llevó una mañana de septiembre a ese UDS 1 Córdoba 1. El resto del año lo seguí por la radio porque era demasiado pequeño para ir sólo al Helmantico.
ResponderEliminar¡Hala Unión!
Preciosa temporada aquella. ¿Qué se me viene a la cabeza así a botepronto? Recuerdo que esa temporada llegaba justo después de aquel fatídico partido ante el Burgos. Recuerdo que nos habíamos reforzado de manera importante con las llegadas de dos centrales TOP como Balbino y Mina... y vaya si lo fueron. Recuerdo que el Cordoba era la otra gran plantilla de la categoría. Recuerdo ese partido por la mañana en fiestas ante el propio Cordoba y que acabó en un empate a uno que nos supo a poco al ser en el Helmantico pero que luego fue bueno. Recuerdo la llegada del mejor entrenador de nuestra historia, Garcia Traid y cómo se notó, cómo mandaba, cómo LLENÓ el banquillo. Recuerdo cómo el equipo fue desde el principio una máquina de sumar puntos. Recuerdo las visitas del Maspalomas y Telde a principio de temporada y que sirvieron para abrir brecha. Recuerdo aquel equipazo que montó el Telde con Pepe Juan y Juani (ex de Las Palmas) pero que aquí sucumbió en un ambiente espectacular. El partidazo ante el Getafe que casi sentenció aquí nuestro liderato. El empate que les devolvimos a los del Córdoba allí. La fantástica victoria en Badajoz con un Balbino imperial. La derrota en el Helmántico contra el Badajoz que retrasó el ascenso matemático. El ascenso matemático con la afición tirando almohadillas por el trauma tan grande de que un equipo grande como el nuestro estuviera en Segunda B... Inolvidable, amigo Calamaro, inolvidable...
ResponderEliminarGracias, una vez más por tus impresionantes comentarios...qué tiempos blanquinegro, qué tiempos...
EliminarHola de nuevo Angel. Tengo también el buen gusto de ojear tu Twitter de Desde mi grada vieja. Me encanta ver esas fotos y aquellos acontecimientos para nuestro equipo que nos hicieron vivir cosas tan bonitas. Hoy he reparado en una fotografía de la UDS en el Bernabéu en la 77-78, el famoso partido en el que Antonio le paró un penalti al casi infalible Juanito. Pero a lo que iba, aun con la baja de D'Alessandro, llama la atención el EQUIPAZO que teníamos. Un once de lujo con jugadores que jugaron o jugarían en Barça y Madrid. No se la disposición exacta sobre el campo pero un Antonio; Bustillo, Albadalejo, Rezza, Corominas; Tomé, Enrique, Alves, Angel; Juanito y Baez.... es un auténtico EQUIPAZO. Que pena, Angel, que pena. Siempre he pensado una cosa... lo que tuvo que disfrutar aquella gente, aquellos aficionados de aquella época. Yo lo llegué a pillar muy de refilón pero aquel sonido ganador del Helmántico lo tengo tan metido dentro que nunca lo olvidaré.
ResponderEliminarY estoy casi seguro que aquel partido lo televisaron. Que pena me da todo, que pena que eso ya nunca mas vuelva. Recuerdo de pequeño también aquellos partidos televisados y cómo en casa se prestaba atención, como se vivía. Aquella camiseta blanca, pantalón negro, medias negras... con los que un niño ya sabía que allí estaba el Salamanca. Con Rezza saludando como capitán en el centro del campo.
ResponderEliminarTambién recuerdo un partido creo que contra el Español y como saltaban los jugadores con la novedad de la televisión en color. Luego ya no recuerdo si ganábamos o perdíamos pero todo aquello me llenaba.
Insisto, aquella época fue tan tan grande que algunos pensamos que nunca acabaría. Que siempre seríamos de esos equipos que están habitualmente en Primera y con sus estadios llenos de vida y con las teles, con las radios, con los autobuses llenos camino del Helmántico, con los carruseles en radios de coches y buses... con el equipo vivo aunque estuviéramos arrastrándonos por categorías inferiores todo esto lo recordaría con una sonrisa, sin él todo esto lo recuerdo con mucha amargura. Un abrazo Angel, el futbol, la vida no ha sido justo con nosotros.