...recuerdos de aquel niño que leía los libros de Gil Pérez en el viejo sillón de La Vega, aquellos recortes amarillos en el armario, aquellas tardes en la fría piedra del estadio, aquellos sueños, pensamientos y deseos que tuve desde aquella grada que fue mía, DESDE MI GRADA VIEJA...

viernes, 26 de septiembre de 2014

Desde la piedra

Aunque empecé a ir al Helmántico con frecuencia algunos años antes, hubo una temporada en la que esa capacidad de recordar lo vivido pasó de albergar sensaciones y detalles de forma inconstante y algo menos profundos; a desarrollar esa capacidad casi obsesiva de recordarlo “todo”; un todo que pasaba desde el recuerdo de “carrerilla” de alineaciones salmantinas y sensaciones nítidas vividas a lo largo de los noventa minutos de cada uno de los partidos; hasta recordar el lugar dónde escuché por la radio, los encuentros, que fuera de casa, retransmitían las cadenas locales los domingos por la mañana.

Aquella temporada fue la 87-88; aunque para esa nitidez de la que os hablo, mi memoria unionista se despertó una jornada antes del inicio de aquel campeonato; justo en la última jornada del anterior; unos meses antes, en Junio de 1987; en el partido de más ingrato recuerdo para el unionismo de mi generación (VER); pero que forjó ese punto de inflexión, que desde 1982 y en el baúl de mi memoria, se había poblado de recuerdos inconstantes.

Aquel Helmántico del 87 era de piedra; fría, despoblada... y cuando llovía las techumbres metálicas no garantizaban el cobijo de los que nos resguardábamos debajo; un estadio envejecido, que pedía un lavado de cara, urgente; en una decadencia que de la mano del propio club; peleaba contra una cuesta abajo; que se había iniciado y sin freno, menos de tres años antes (VER).

Un Helmántico todavía sin marcador con luz, con banquillos a ras de suelo, con verjas que sólo parcialmente dejaban ver que fueron verdes en su origen; y con una megafonía que no invitaba a reconocer un himno inmortal entre el ruido que emitía como base; pero que mantenía intacta la esencia de su identidad más profunda; su tapete verde de césped inmaculado, sus porterías con soportes curvos inolvidables y la Unión Deportiva Salamanca que se asomaba cada quince días a su acristalado, en aquel entonces, túnel de vestuarios.

Así, cada domingo, durante las 38 jornadas de aquel campeonato; y a lo largo de los 19 partidos que fui al fútbol a ver a la Unión aquella temporada; aquella plantilla, la del récord (VER), la de la vuelta de Traid, la de aquella combinación de juventud y veteranía; la que con su calidad manifiesta y amparada por una reforma de la 2ª división “B” que devaluó parte de la competencia; fue sin lugar a dudas, la que considero hoy, por lo descrito, primera plantilla de la U.D.Salamanca grabada a fuego en mi recuerdo.
Encontré esta imagen no hace muchos meses; y la sentí cercana; sentados en la piedra de las pistas; Traid y aquellos jugadores que admiré con ojos de niño, me miraban; como metáfora a aquellos, tantos partidos sentado en similar piedra gris, mirándolos a ellos, desde la fila uno del fondo sur del estadio Helmántico.


En este mismo mes de Septiembre; cuando estuvimos en La Sagrada y me senté en el poyo de piedra que reposa desde siempre en la puerta del corral de la casa que fue de mis abuelos; con Ángel a mi lado, recordé esa sensación al sentarme en aquellos tiempos.
Esa misma sensación de piedra dura, fría, que tenía de niño; cuando mi padre y mi tío se quedaban arriba de pie en fondo Sur y yo bajaba solo a la fila uno y me acomodaba sin almohadilla tras la verja verde cada domingo.

Y como sé que Ángel se parece a mi de crío; sentados los dos en el poyo, tuve esa extraña sensación del que mira atrás y se ve a sí mismo, de niño, como en una escena de ciencia ficción en la que uno podría llegar a sentarse al lado de uno mismo con 27 años menos.

Para así, sentados los dos en la piedra, mi yo hoy y ese yo de ayer en el que me veo siempre que miro a Ángel; en la fila uno de fondo Sur, con los pies apoyados sobre un lecho de cáscaras de pipas que descansaban allí abajo jornada tras jornada; y mirando entre los huecos de los hierros verdes, que en forma de rectángulos en vertical; dividían la visión de un partido de gigantes vestidos de blanquinegro...
Tuve ganas; sin desvelarle un futuro descorazonador de un presente que no existe; de cogerle del hombro; a él, a mi; y susurrarle:

“- Disfruta cada segundo que vivas sentado en este estadio, apasiónate con cada una de las sensaciones que te hagan vivir los que vistan esta camiseta; recuerda todas y cada una de las cosas que vivas aquí sentado, desde esta piedra..., porque no son eternos”.

Muy seguro estoy de que nadie venido del futuro me susurró aquello allá por 1987,... pero hoy mi recuerdo me hizo dudar; porque a todo aquello que imaginé decirle a mi hijo hace unas semanas; en esa proyección presente/pasado desconcertante; a todo, el Ángel de hoy, el que os escribe; a todo; le hizo caso...

Gracias U.D.Salamanca por tanto.

5 comentarios:

  1. También fue, para mi, prácticamente la temporada "fundacional" de mi unionismo. Mi padre, ante mi insistencia, me llevo por primera vez al Helmantico el fatídico día del Burgos. Yo, con 9 años, salí llorando desconsolado. Era lo que le faltaba a mi padre, pobrecito, a quien no le gustaba el fútbol; no me volvió a llevar. Pero yo insistí, váyase a saber por qué, y a comienzos de la siguiente temporada mi hermano mayor me llevó una mañana de septiembre a ese UDS 1 Córdoba 1. El resto del año lo seguí por la radio porque era demasiado pequeño para ir sólo al Helmantico.

    ¡Hala Unión!

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  2. Preciosa temporada aquella. ¿Qué se me viene a la cabeza así a botepronto? Recuerdo que esa temporada llegaba justo después de aquel fatídico partido ante el Burgos. Recuerdo que nos habíamos reforzado de manera importante con las llegadas de dos centrales TOP como Balbino y Mina... y vaya si lo fueron. Recuerdo que el Cordoba era la otra gran plantilla de la categoría. Recuerdo ese partido por la mañana en fiestas ante el propio Cordoba y que acabó en un empate a uno que nos supo a poco al ser en el Helmantico pero que luego fue bueno. Recuerdo la llegada del mejor entrenador de nuestra historia, Garcia Traid y cómo se notó, cómo mandaba, cómo LLENÓ el banquillo. Recuerdo cómo el equipo fue desde el principio una máquina de sumar puntos. Recuerdo las visitas del Maspalomas y Telde a principio de temporada y que sirvieron para abrir brecha. Recuerdo aquel equipazo que montó el Telde con Pepe Juan y Juani (ex de Las Palmas) pero que aquí sucumbió en un ambiente espectacular. El partidazo ante el Getafe que casi sentenció aquí nuestro liderato. El empate que les devolvimos a los del Córdoba allí. La fantástica victoria en Badajoz con un Balbino imperial. La derrota en el Helmántico contra el Badajoz que retrasó el ascenso matemático. El ascenso matemático con la afición tirando almohadillas por el trauma tan grande de que un equipo grande como el nuestro estuviera en Segunda B... Inolvidable, amigo Calamaro, inolvidable...

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    1. Gracias, una vez más por tus impresionantes comentarios...qué tiempos blanquinegro, qué tiempos...

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  3. Hola de nuevo Angel. Tengo también el buen gusto de ojear tu Twitter de Desde mi grada vieja. Me encanta ver esas fotos y aquellos acontecimientos para nuestro equipo que nos hicieron vivir cosas tan bonitas. Hoy he reparado en una fotografía de la UDS en el Bernabéu en la 77-78, el famoso partido en el que Antonio le paró un penalti al casi infalible Juanito. Pero a lo que iba, aun con la baja de D'Alessandro, llama la atención el EQUIPAZO que teníamos. Un once de lujo con jugadores que jugaron o jugarían en Barça y Madrid. No se la disposición exacta sobre el campo pero un Antonio; Bustillo, Albadalejo, Rezza, Corominas; Tomé, Enrique, Alves, Angel; Juanito y Baez.... es un auténtico EQUIPAZO. Que pena, Angel, que pena. Siempre he pensado una cosa... lo que tuvo que disfrutar aquella gente, aquellos aficionados de aquella época. Yo lo llegué a pillar muy de refilón pero aquel sonido ganador del Helmántico lo tengo tan metido dentro que nunca lo olvidaré.

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  4. Y estoy casi seguro que aquel partido lo televisaron. Que pena me da todo, que pena que eso ya nunca mas vuelva. Recuerdo de pequeño también aquellos partidos televisados y cómo en casa se prestaba atención, como se vivía. Aquella camiseta blanca, pantalón negro, medias negras... con los que un niño ya sabía que allí estaba el Salamanca. Con Rezza saludando como capitán en el centro del campo.
    También recuerdo un partido creo que contra el Español y como saltaban los jugadores con la novedad de la televisión en color. Luego ya no recuerdo si ganábamos o perdíamos pero todo aquello me llenaba.
    Insisto, aquella época fue tan tan grande que algunos pensamos que nunca acabaría. Que siempre seríamos de esos equipos que están habitualmente en Primera y con sus estadios llenos de vida y con las teles, con las radios, con los autobuses llenos camino del Helmántico, con los carruseles en radios de coches y buses... con el equipo vivo aunque estuviéramos arrastrándonos por categorías inferiores todo esto lo recordaría con una sonrisa, sin él todo esto lo recuerdo con mucha amargura. Un abrazo Angel, el futbol, la vida no ha sido justo con nosotros.

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