...recuerdos de aquel niño que leía los libros de Gil Pérez en el viejo sillón de La Vega, aquellos recortes amarillos en el armario, aquellas tardes en la fría piedra del estadio, aquellos sueños, pensamientos y deseos que tuve desde aquella grada que fue mía, DESDE MI GRADA VIEJA...

martes, 17 de diciembre de 2019

#LoConseguimos

Por D'Alessandro, por Rezza, por Huerta, por Iglesias, por Lanchas, por Juanjo, por Sánchez Barrios, por Robi, por Pita, por Álvarez, por Víctor Soler, por Rial, por Enrique, por Pepín, por Muñoz, por Rodri, por Chaves, por Bustillo, por Aguirre Suárez, por Tomé, por Alves, por Pérez, por Juanito, por Pedraza, por Ameijenda, por Galleguillos, por Morón, por Lacasa, por Moreno, por Adalberto, por Aguinaga, por Manolo, por Seoane, por Antonio, por García Traid, por su cuerpo técnico, por sus respectivas directivas, por la afición, por Salamanca... Por la Unión Deportiva Salamanca: 


#LOCONSEGUIMOS


La Unión Deportiva Salamanca existió a lo largo de 90 años, 4 meses y 8 días... 
En su recorrido por su historia, únicamente nos regaló 2 títulos absolutos nacionales, aquellos de 1958 y 1959, en los que se alzó con el Campeonato de España de aficionados. El resto de trofeos, hasta ayer, no habían podido aproximarse a aquellos dos hitos deportivos.

Ayer, seis años después de su desaparición y atendiendo a la reivindicación de este blog (VER), el diario MARCA, referente de la prensa deportiva de este país y responsable de varios de los trofeos más prestigiosos del mismo, reconoció a Don Jorge D'Alessandro como ganador (co-ganador) de los Trofeos Zamora de las temporadas 1974-75 y 1976-77; colocando de esta manera a la Unión Deportiva Salamanca y a su histórico guardameta, para siempre y como nunca antes lo estuvo, en un palmarés de la 1ª división de nuestro fútbol; reconociéndole así, los dos trofeos más importantes de su historia.



No tengo palabras para agradecer a los responsables del periódico madrileño, sobre todo al Sr. Don Juan Ignacio Gallardo, el haber entendido la reclamación que yo mismo reflotaba, primero en 2011 y más recientemente, de forma más profunda, este mismo verano pasado en el blog (VER), pidiendo una corrección retrospectiva del reglamento del Trofeo Zamora.

Los que me conocéis sabéis lo que es la Unión en mi vida; en pasado, por lo tremendamente feliz que me hizo tantos años mientras jugaba y en presente, por este blog y sus textos, escritos desde hace casi una década y que aumentan cada día una pasión por una historia, la de la Unión, que no debe ser olvidada.
Así, podéis imaginar que para mi, todo lo vivido ayer en Madrid alcanzó tal nivel de transcendencia personal, que no tuvo ni tendrá comparación posible con todo lo que alguna vez hubiera podido soñar vivir con la Unión Deportiva Salamanca como aficionado.

Mentiría si os dijera que no hubiera querido ayer que las cosas futbolísticamente en Salamanca fueran hoy distintas... que 2013 sólo hubiera sido un mal sueño, que en el hoy la Unión siguiera viva; que en el presente pudiera luchar por ganar más Zamoras.

Desde aquel Junio me han acompañado las palabras de mi despedida siempre que la recuerdo, palabras hacia ella en las que escondí un deseo en aquel 2013 y que plasmé así, en este mismo blog, el día que nos dejaba, con la certeza del que de alguna manera, lo de ayer, ya lo sabía: 

"Sabía que habría alguna noche, de esas en las que los sueños son tan reales que asustan, que volvería a verla jugar y que con el pitido final, nos despediríamos desde el césped ella de mi; y desde la grada yo de ella y lloraríamos dormidos"... (VER)

Y esa noche llegó, fue la de ayer, sólo unas horas después del acto, y me permitió cerrar un círculo que duraba más de seis años; y no sólo porque me sentí más cerca de ella de lo que nunca antes me había sentido; sino porque entendí que por fin pude "pagarle" la deuda de felicidad que le debía por tantos años a su lado... y anoche, dormido, juntando recuerdos y sensaciones vividas esa misma mañana, soñando lloré, porque ayer pude de nuevo verla "jugar", y pude de una vez, al fin, volver a estar, y a hablar con ella:

- Te conseguí dos trofeos - le dije - los que ganó D'Alessandro... por amor, te los debía.







NOTA:
Quiero expresar mi agradecimiento máximo a Don Jorge D'Alessandro; por su gentileza, caballerosidad y amabilidad al invitarme a vivir en primera persona junto a él, un instante único e irrepetible en su vida y en la de la Unión Deportiva Salamanca. 
Eternamente agradecido a usted y a los suyos, que me trataron como uno más, no lo olvidaré nunca.
GRACIAS DON JORGE. 

#LOCONSEGUIMOS

Fuentes:
Fotos A.Vega, Marca y DesdeMigradaVieja

domingo, 17 de noviembre de 2019

El penalti que hizo portada de Marca a D'Alessandro


Roberto Jorge D'Alessandro di Ninno defendió la portería de la Unión Deportiva Salamanca en 1ª división en 242 ocasiones, jugando un total de 21.691 minutos, todos ellos como titular, y siendo sustituido solamente dos veces con motivo de sendas lesiones, la última, el 16 de Octubre de 1983 en el Santiago Bernabéu, le retiró de los terrenos de juego (VER).

En 1ª división, la Unión en su historia jugó 424 encuentros y encajó 581 goles, de los cuales 56 le fueron anotados desde el punto de penalti.
Penaltis que en contra sumaron un total de 78, de los cuales 43, fueron lanzados contra Jorge D'Alessandro.
De los 43, encajó 30, detuvo 10 y 3 acabaron fuera, uno de ellos tras golpear en el poste.
De los diez atajados, tres lo fueron en el Helmántico y el resto fuera de Salamanca, detuvo tres penatis al Barça, dos al Real Zaragoza y uno al Granada, Betis, Racing, Elche y Athletic Club... y sólo uno de aquellos diez detenidos, tuvo la relevancia gráfica de ser recogido, capturado para la historia, en la portada del prestigioso diario madrileño MARCA.

Fue el del 30 de Octubre de 1977, ante Juan Antonio García Soriano, en el minuto 30 de un partido que sirvió para ganar y sumar dos puntos, gracias a un solitario gol de Amiano en un estadio histórico como el Benito Villamarín ante el Real Betis Balompié.

Llevo años recopilando imágenes de aquellos duelos de once metros, de los que recibimos y de los que lanzamos, y cada vez me quedan menos. 
Hace unos días conseguí una imagen fotográfica original de aquel penalti, tomada desde otro ángulo al publicado por Marca en su portada.

Y hoy, en la más que probable última entrada antes de la decisión final del diario dirigido por Juan Ignacio Gallardo sobre la propuesta rescatada por este Blog acerca del doble trofeo Zamora de Jorge D'Alessandro y mi añorada Unión Deportiva Salamanca (VER), me parece buen momento para compartirla con todos vosotros, para en forma de último "empujón" a un sueño, hacerme sentir que la desaparecida Unión y Jorge D'Alessandro puedan llegar a tocar esos trofeos con los dedos, como aquel balón que desvió a su izquierda nuestro gigante salmantino en el 77 en el Villamarín y fue alzado por Marca, a los cielos de sus portadas...


Por la Unión, por Jorge D'Alessandro, por tantos jugadores que la hicieron tan grande, por justicia y por su recuerdo:

#LoConseguiremos

Lean: 

FUENTES:
Marca
Colección personal (autor desconocido)

viernes, 18 de octubre de 2019

Los goles que no nos dimos

No existe peor pérdida que aquella con la que no contabas, incluso pudiendo contemplar esa desgraciada posibilidad desde hacía tiempo, es imposible evitar, llegado el día, ese derrote al alma profundo que es el saber que por desgracia, por las circunstancias de aquel día, se fue y no pudiste despedirte de ella.
Que no hubo un beso final, que no pudiste mirarla, tocarla mientras se marchaba; porque estabas lejos, porque ni remotamente imaginabas que pudiera haber sido como y cuando fue; porque podía haberse esperado una semana más... porque ya habíamos quedado.

Siempre entendí, y así lo escribí hace tiempo, que el gol es el beso del fútbol y que cuando te marchaste, por mi lejanía, llevábamos tiempo sin darnos uno juntos y el último, aquel infausto día, ni siquiera lo recordaba.

Sonrío cuando recuerdo estando allí contigo, aquellas rachas sin goles, la del 89, la del 95, y lo que "sufríamos", y lo largos que se hacían aquellos más de dos meses sin ellos en aquel entonces... hoy aquello no es más que un mal chiste, cuando pienso que hace ya más de seis años que me dejaste y ya son más de seis años sin ellos.
Maldigo en ocasiones no haber disfrutado aún más aquellos tiempos y quizá erré, pues no sabía cuando me alejé de ti, que el cambio por prosperidad lejos, me impediría disfrutar de envejecer contigo; aunque ya ves, tampoco hubiéramos podido. 

"Daría una mano" - decía El Diego en 2006 - "por volver a estar ahí abajo jugando un mundial"... 
¿Qué daría yo por volver donde nos quedamos?... Por un último beso o más, y su clamor al tocar el balón las redes...
Revivo muchas veces en mi memoria sensaciones y recuerdos de los más de 700 goles que nos dimos juntos desde el 83 y a veces me conformo; aunque también he de decirte que me ilusiona tristemente, así soy, lo sabes, el saber que hubo muchos más de 2000 que no nos dimos, pero que están ahí, muchos son de papel, en tonos grises, sólo sé que tengo que seguir buscando, para besarte así, para encontrarte en ellos...


Foto: Salvador

miércoles, 18 de septiembre de 2019

Ochocientos setenta y dos días


Dicen que uno de los secretos para alcanzar el éxito más fácilmente en el fútbol nace, entre otras muchas cosas, del triunfo de la buena relación entre las personas que forman un grupo deportivo en un momento dado. Yo pienso que es verdad.

Si uno echa la vista atrás hacia la historia de la Unión Deportiva Salamanca y trata de recuperar sensaciones de éxito pleno en sus 90 años de historia, no le costará llegar a dos periplos legendarios, en los que ese tipo de éxito y su consecución, sin duda, fueron evidentes: 
Uno, aquel que discurrió entre 1972 y 1975, el otro, el que con la misma longitud nos condujo desde 1993 a 1996...

No seré yo quien descubra ahora nada de aquellos años, mucho se ha dicho y escrito ya sobre los mismos, sobre ambos periodos y sus coincidencias; coincidencias que fueron muchas, y que redundaron sobre la estabilidad y la buena relación interpersonal de dos grandes grupos de jugadores, que bajo un cúmulo de circunstancias comunes acudieron al rescate de un club sumido en una travesía en el desierto de varias temporadas:
La mezcla del joven entrenador sobre el que recaía la responsabilidad de sacar al equipo de la eterna crisis deportiva e institucional que acompañó a la UDS a cada poco y la llegada masiva de jugadores con poco "pasado" en su mayoría, fueron en ambos ciclos una mezcla explosiva, pero para bien, con la que se logró desde la asunción máxima de la filosofía del novel, un éxito pleno, que fue, junto con constancia, trabajo y calidad, que la tenían, el  alcanzar en un tiempo récord el cielo de los grandes: 
La 1ª división de nuestro fútbol, en un salto sin pausa desde la categoría semiprofesional que fue la 3ª división y la 2ª B en cada caso. 

Pero si quizá algo cabe resaltar y destacar dejando constancia gráfica de ello es que aquellos dos grupos y me centro en el segundo, no difirieron tanto con el pasar del tiempo, aún separados por dos categorías; pues mantuvieron el bloque, su esencia de grupo; y sí, es verdad que vinieron refuerzos en 1ª, extranjeros en su mayoría, pero el núcleo de aquel conjunto inicial que despertaba al aficionado charro del letargo desde 2ªB o tercera fue conceptualmente el mismo.

En vísperas de la Navidad de 1993 Medina, Torrecilla, Sukunza, Sito, Josema, Vellisca y Barbará saltaban al estadio Vicente Calderón para enfrentarse al Atlético Madrileño en la 19ª jornada del campeonato de 2ªB de la temporada 1993-94.
872 días después, los mismos 7 jugadores repetían titularidad, pero dos categorías por encima, en el mismo estadio, pero esta vez para medirse al titular del mismo y repetir el mismo resultado.

Es ese Vicente Calderón hoy ya desaparecido, como mi añorada Unión Deportiva Salamanca, el que me sirve como hilo conductor y decorado hoy, como fondo de dos imágenes para el recuerdo, de aquel pequeño gran sueño que fue crecer viendo crecer a un equipo y a unos jugadores, que entre 1993 y 1996 con escasas variaciones en su conjunto, me hicieron el aficionado más feliz de este mundo.

#CuántoTeEchoDeMenosUDS



#LaHistoriaNoSeCompra

FUENTES:
Fotos Morgan y José Mª Pérez

domingo, 18 de agosto de 2019

Brown, Bilardo, Verón... Estudiantes de La Plata: Un campeón del mundo en el Helmántico.

- ¿Nunca le dijiste a Bilardo: 
"Mi apellido se pronuncia Braun, no Bron"?

- Ya nos entendemos así, escuchame,
si desde que me hizo debutar en Estudiantes, 
en 1975, me llama Bron, no va a cambiar ahora...

En recuerdo de Don José L. "Tata" Brown fallecido esta semana.

De pie de izq. a dcha: Carlos Pachamé, Carlos A. Leone, José L. Brown, Recavarren, Miguel del Curto y Rubén Pagnanini. Agachados de izq. a dcha: Rubén Galletti, Hugo Cabezas, Nelson Agresta, Franco Frassoldati y Juan Verón.


Pocos momentos como las pretemporadas para encontrar en el pasado duelos inimaginables para el día a día de un club cualquiera.
Para la U.D.Salamanca, como para todos los clubes españoles de élite en los 70, cualquier traspaso, gira, o visita puntual de equipos de otro nivel, incluso del otro continente, podía constituir o justificar ese partido de reclamo para la presentación de nuevos jugadores que servía como banco de pruebas tácticas veraniegas, y poder compartir así con los suyos, esas sensaciones de los "Agostos" de equipo "en construcción" frente a clubes con mucha historia a sus espaldas.

Desde 1970 tras la inauguración del Estadio Helmántico, Salamanca recibió la visita de multitud de equipos de renombre, que por la esencia de la Unión, de equipo modesto, alejado de competiciones internacionales, constituyeron los únicos momentos en el que determinadas combinaciones en forma de duelo, podían hacerse posibles.

Sporting de Lisboa, Benfica (VER), Anderlecht, San Lorenzo de Almagro (VER), Selección de Chile (VER) etc... y otros muchos (¡los escribiremos!) fueron algunos de los clubes de otro nivel que pisaron el césped charro en aquellos tiempos.

En 1975, el flamante campeón del mundo del 68, el conjunto "pincha" de La Plata, realizó gira por España. Fue su última gran gira europea hasta el presente, y tuvo una parada en el Helmántico.

El 9 de Agosto el equipo albirrojo embarcaba rumbo al continente europeo, con una expedición a bordo formada por: El dirigente Dardo D'Alessandro, y 18 futbolistas: Los guardametas Óscar Pezzano y Carlos Leone, Rubén Pagnanini, Miguel Del Curto, Néstor Togneri, Horacio Rodríguez, José Luis Brown, Franco Frassoldatti, Miguel Reguera, Carlos Pachamé, Néstor Agresta del Cerro, Hugo Cabezas, Héctor "el negro" Milano, Horacio Galletti, Juan Verón, Miguel Benito, Heriberto Recavarren, y Miguel Ángel Russo; más el entrenador Carlos Salvador Bilardo.

Destacaban los campeones del 68, Togneri, Pachamé, Verón y Bilardo; el jovencísimo y tristemente fallecido "Tata" Brown y el que fuera entrenador de la Unión en 1998, el juvenil en aquel entonces, Miguel Ángel Russo.

Expedición del histórico plantel de Estudiantes de La Plata de 1968, antes de embarcar rumbo a la vuelta a disputar en Old Trafford, que finalmente le daría el título del mundo. Entre ellos un exunionista como fue Ramón Aguirre Suárez que había abandonado la disciplina charra meses antes.

La gira estuvo constituida por ocho encuentros que llevaron al club no sólo a España, sino también a Marruecos y Hungría.
El Trofeo Ciudad de Barcelona que lo enfrentó a la Real Sociedad y al R.C.D Espanyol, el amistoso en El Helmántico, y otros dos frente a U.D.Las Palmas y Tenerife fueron los duelos en territorio español.

Salida de RCD Español y Estudiantes de La Plata para disputar la final del Trofeo Ciudad de Barcelona en el desaparecido campo de Sarriá.

El 28 de Agosto llegó el equipo a Salamanca, el motivo de aquel amistoso fue parte del traspaso de Ameijenda al equipo charro procedente del equipo de La Plata. Un Ameijenda que visitó el Helmántico un año antes en las filas de otro gigante, como es el C. A. San Lorenzo de Almagro, pero que finalmente no llegó junto a Rezza y D'Alessandro en aquel momento, sino un año después procedente de los platenses.




Aquel encuentro sirvió de presentación a la Unión Deportiva Salamanca ante su afición. Una UDS que estaba a punto de iniciar  su segunda temporada en la élite y en el que el mayor éxito en pretemporada fue haber conseguido mantener el bloque de la temporada anterior; un bloque, el salmantino, que logró ser el equipo menos goleado de la primera división española en su año de debut. #LoConseguiremos
Las salidas de Sánchez Barrios y Víctor, y las llegadas de los oriundos Ameijenda y Pesoa, mas Pérez del F.C.Barcelona fueron los únicos movimientos destacables.


Carlos Salvador Bilardo, histórico centrocampista de Estudiantes y futuro técnico campeón del mundo, debutaba aquel año en el banquillo pincharrata. En las imágenes posa para la prensa a su llegada a Madrid tras el vuelo y sentado en las pistas del Helmántico en el entrenamiento previo al partido.


Imágenes de Salvador del entrenamiento previo al choque. Jugadores de Estudiantes en el terreno de juego de las pistas y Ricardo Rezza, que se acercó a saludar a sus compatriotas, departiendo con Galetti.


Muchas caras "nuevas" a pesar de los pocos flamantes fichajes, pues aquella tarde-noche frente al mítico equipo argentino fueron muchos los jugadores que procedentes del C.D.Salmantino o cedidos en busca de una oportunidad en el primer equipo, fueron enfocados en el Helmántico.

Once que presentó la desaparecida Unión Deportiva Salamanca aquella tarde de Agosto del 75. 
De pie de izquierda a derecha: Iglesias, Manolo, Rezza, Alen, Enrique y Bustillo.
Agachados de izquierda a derecha: Chaves, Robi, Vicioso, Pepe y Serna.

Pobre partido en lo futbolístico que concluyó con 0-0, detalles aislados de un Robi (que fue capitán aquella tarde) y un Rezza a otro nivel. Buenas sensaciones de Vicioso y Serna aunque finalmente no formarían parte de la primera plantilla.

Chaves golpea a puerta ante la oposición de Frassoldati.

Por parte del equipo campeón del mundo, para la historia y para el recuerdo de las retinas de los pocos salmantinos que se dejaron ver en el estadio, la oportunidad de ver a históricos como Verón, Pagnanini o Pachamé, o a un jovencísimo "Tata", el que fuera hijo deportivo de Bilardo, que debutaba meses atrás en Estudiantes gracias a él y que once años más tarde saldrían ambos campeones en el Azteca con gol incluido de "Bron", el hijo de Ranchos.




La anécdota del partido tuvo que ver, como no, con Carlos Bilardo, que en el minuto 70, como entrenador, pidió el cambio y salió como centrocampista a disputar los últimos minutos del choque.

Para la historia las declaraciones a Del Castillo de Carlos Bilardo 
en el Helmántico, a la conclusión del choque.

Todos ustedes saben de mi amor a la historia de la Unión Deportiva Salamanca, y a esa costumbre de seguir queriendo llevarla a un presente que desgraciadamente ya no tiene, ubicándola en acontecimientos que en el hoy, nos sobresaltan.

Esta semana falleció el "Tata" Brown, campeón del mundo en el 86 y ejemplo de sacrificio y pundonor de aquel fútbol que vivimos de niños y que nos quedó grabado a fuego.
La grandeza del 86 la llevo dentro, fue mi mundial, el primero que viví en plenitud de memoria: la España de la "Furia", Querétaro, Bélgica, la Argentina, Butragueño, Maradona, tantos... y el "Tata" fue uno de ellos...

Hace semanas inicié este post al encontrar todas estas imágenes, pero adelanté su publicación a este 18, porque uno de aquellos grandes del 86 lo merecía...

La Unión vive en cada recuerdo del pasado, y se midió con grandes clubes, algunos como el mítico Estudiantes de los 70, inalcanzable, ... que pasó por el Helmántico en Agosto del 75, y vimos a Bilardo, a Verón, a Pachamé... y también al "Tata", con foto, envuelta ya para siempre con ese lazo que es la historia de la Unión... en este Blog y entre mis recuerdos...

Robi encara a Frassoldati con Brown al fondo.



FUENTES:
https://historiascoperas.blogspot.com
http://cihfhistoria.blogspot.com/2017/11/estudiantes-de-la-plata-y-su-ultima.html
Entrevista a Brown. Revista El Gráfico 2011.
Diario Marca, diario As, La Gaceta y El Adelanto de Salamanca

#LaHistoriaNoSeCompra

jueves, 18 de julio de 2019

La mirada del hincha

Nunca tuve el privilegio de salir en un once con ellos, quizá porque en aquellos tiempos era algo menos frecuente que ahora, en el que decenas de chiquillos "ojipláticos" esperan agachados la salida del once de turno en cada uno de los partidos, o en otros niveles y movidos por eso del fair play acompañan asidos a sus manos a las estrellas del momento en formaciones bajo notas de himnos varios...

No fui tan afortunado, pero os mentiría si os dijera que no envidio a cada uno de esos hinchas, niños o no tan niños, que lucen entre ellos en las cientos de imágenes que conservo de formaciones de la Unión en los cajones.

No creo que haya pasión semejante con respecto al balompié que la vivida en la infancia, cuando, pienso, se es hincha de verdad; no hincha en el sentido adulto del término, cuando predomina ese punto irracional de comportamientos censurables; sino hincha de corazón virgen, de crío, cuando en los ojos prima esa admiración cristalina hacia los que juegan ante tu mirada, cuando los colores no son tan importantes, o sí, y el fútbol es un juego, cuando los porteros son gigantes, los defensas fornidos inaccesibles y los medios y delanteros habilidosos inalcanzables, cuando incluso parece que algunos de ellos resplandecen y emanan luz al mirarlos desde al lado...

He de reconoceros que mi mirada de hincha cristalina de niño duró más, así fui, pero se quedó congelada casi coincidiendo con mi salida hacia otras latitudes desde mi ciudad natal allá por 2001, tras ese primer síntoma de vejez que "padece" el futbolero, que es darse cuenta que los jugadores que corretean bajo sus ojos en el césped empiezan a tener los mismos años que uno... y finalmente se perdió, cuando años más tarde, me di cuenta que hasta los entrenadores del momento eran muchos de aquellos jugadores que admiré en el pasado con una pelota en los pies. Cosas del paso del tiempo. Irremediable.

Pero misteriosamente, la desaparición de la Unión, me hizo recuperarla...
Esa mirada, la misma que gasté de crío en el Helmántico o con los grandes ante la televisión, reapareció en mis ojos cada vez que en mi afán de descubrir cosas que desconocía de su pasado, daba con ella.
Inconscientemente hoy, y en ellos me refugio, me surgen esos ojos vírgenes con esa ilusión y admiración intacta de mi infancia, que perdí con la madurez, cada vez que doy con algo que me acerca a aquella época que viví con ella o anterior, y en el hoy de mis casi 42, como entonces, y con esos ojos, aquellos jugadores que observo en las fotos que rescato me siguen pareciendo que podrían ser mis padres, como antaño, y que cuando los miro en ellas veo gigantes, fornidos inaccesibles, habilidosos inalcanzables y que algunos emanan luz...

Sé que no formaré nunca con ellos en un once, básicamente porque la Unión ya no está entre nosotros, pero en la proyección inconsciente del que desea haber estado donde nunca pudo... me traslado a esta imagen cada vez que lo deseo, y mis ojos vírgenes, de mirada cristalina, se solapan en la mirada del hincha que contempla a D'Alessandro... y me permiten volver a mi niñez con ella.



#LaHistoriaNoSeCompra

domingo, 30 de junio de 2019

Las sombras del Zamora: 1975 y 77, reivindicación legítima, MARCA. Insisto.

Todo empezó allá por mediados de los ochenta, cuando ya con mi uso de razón capaz de hacerme dudar sobre las cosas y en ese afán de releer los volúmenes de los libros de Gil Pérez cada verano, mis ojos me llevaron con insistencia a una página, la número 110 del segundo volumen, aquel que resumía la temporada 74-75.
En ella, se referenciaba en números y acompañada de una imagen clásica de la bibliografía unionista, el gran debut en 1ª de una defensa y un guardameta irrepetibles.


Imagen histórica de la defensa menos goleada de la 1ª división en la temporada 74-75, la del debut de la Unión en 1ª división.

Un equipo recién ascendido a primera división lograba ser el equipo menos goleado de la categoría al recibir únicamente 29 goles en las 34 jornadas disputadas.

Inconmensurable Jorge D'Alessandro en su debut en España en la portería, disputando además todos los partidos (34), junto a los Iglesias (34), Rezza (33), Lanchas (30), Huerta (29), Juanjo (18), Rodri (9), Bustillo (5), Aguirre Suárez (3)...

La pregunta entonces me surgió sencilla y mi padre, quién si no, fue el objetivo:
- Papá, con estos números: todos los partidos jugados y defensa menos goleada de 1ª ¿Cómo es posible que D'Alessandro, no ganase el trofeo Zamora aquella temporada?
- No lo sé muy bien, hijo. Creo recordar que fue por algo de las reglas del trofeo del diario MARCA.

Eran los 80, hablamos de años donde el acceso a la información era escasa, lógicamente con internet ni en proyecto, sólo uno podía apoyarse en referencias físicas de difícil acceso para un menor como era yo por aquel entonces, para explicar aquella polémica.

Guardado en mi memoria muchos años, y escrito en viejos folios hasta que empecé a escribir el Blog allá por 2010, en Febrero del año siguiente, 2011, di forma y letra, a una reivindicación que no sólo tuvo que ver con un trofeo Zamora como aquel de la 74-75 que os comentaba, sino también con el de la 76-77, como defendí en este texto del blog en aquellas fechas: Los Zamoras del 75 y 77. Reivindicación legítima.
A parte de en el anterior enlace, lo transcribo íntegro como sigue, aquí, para que ustedes se sitúen:

"En un equipo como la Unión, huérfano de títulos y trofeos importantes, reclamar algo que pudo ser y que debería ser nuestro es algo más que una simple anécdota.
Desde la temporada 58/59 el diario MARCA galardona con el Trofeo Zamora al portero menos goleado de primera división de cada temporada. La constante variación en la reglamentación de este torneo y la incongruente aplicación de unas reglas que se han modificado en momentos concretos, perjudicó sobremanera a la U.D.Salamanca y a su principal baluarte bajo los palos, Jorge D’Alessandro en dos ocasiones.

En la temporada 74-75, en la que Sadurní (portero del FC Barcelona) fue el ganador, las reglas imperantes para ganar el trofeo, en una liga de 18 equipos participantes, permitían acceder al título al portero que con menor cociente de goles encajados por partido, superara los 22 partidos jugados.
Sadurní con 24 partidos y 19 goles encajados (cociente 0,79) fue el ganador del Trofeo y Jorge D’Alessandro fue segundo, a pesar de realizar un pleno de partidos, 34 encuentros jugados y 29 goles encajados, lo que suponía un cociente de 0,85 goles encajados por partido.
Sadurní se convirtió así, en el portero que desde 1968 (liga de 16 equipos) ganaba el trofeo con menos partidos disputados (¡¡24!!)… ¡¡D'Alessandro jugó diez más!!
El diario MARCA por este motivo, entre otros, en la temporada 83-84 (temporada en la que todavía había 18 equipos en primera, como en la 74-75) decidió ampliar la necesidad de contabilizar al menos 28 encuentros para poder ganar el trofeo Zamora… de esta manera, si las reglas del 83, (más coherentes que las del 75), hubieran sido las vigentes en aquel entonces, Sadurní no hubiera alcanzado los 28 partidos computados y hubiera sido D’Alessandro con toda justicia el ganador de un trofeo, que hubiera alzado con un pleno de partidos disputados, ya que disputó todos los minutos de la liga.

Por otro lado, en la temporada 1976-77, Miguel Reina (portero del Atlético de Madrid en aquel entonces) fue el galardonado por el diario MARCA, con el trofeo Zamora.
Jorge D’Alessandro se quedó en segunda posición a una sola milésima del cancerbero rojiblanco.
Todo esto sucedió con las reglas del trofeo de 1977, las que estuvieron vigentes entre 1964 y 1983, en las que el portero campeón debía jugar al menos 22 partidos en la competición de liga, pero sin especificar nada de los minutos que debía cumplir en cada partido dicho guardameta, para computar ese partido como válido, a parte de no quedar claro, en caso de empate, qué cantidad de decimales eran necesarios para tal fin.
Así, Miguel Reina, defendiendo los colores del Atlético de Madrid en la 76-77 participó en 30 partidos (en 29 jugó los 90 minutos y en uno, sólo jugó 55) y encajó 29 goles. Así, según las reglas del momento el diario MARCA computó 30 partidos jugados y 29 goles encajados lo que suponía un cociente de 0,966 goles encajados por partido.
Del mismo modo esa misma temporada Jorge D’Alessandro participó en 31 partidos de los 34 totales, jugando los 31 de forma completa y encajando 30 goles. Así, según las reglas MARCA vigentes en el 77 sería un cociente de 0,967, por encajar 30 goles en 31 partidos computados.
Por esta diferencia tan ínfima perdió D’Alessandro el trofeo Zamora de aquella histórica temporada… 
Hoy MARCA en su reglamentación expone, reglamentación adaptada posteriormente al primer reglamento claro, el de 1983: 
"El ganador del trofeo será el portero que tenga el menor cociente, obtenido hasta la segunda cifra decimal (centésimas), resultante de dividir los goles recibidos en toda la liga (incluidos los de partidos no computables) entre el total de partidos computables. Entendiendo como partido computable, aquel en los que el guardameta juegue un mínimo de 60 minutos"

Así el diario reflexionando sobre sus propias reglas e intentando evitar posibles injusticias que se producirían si algún partido de los computados correspondiese a partidos incompletos con pocos minutos disputados por parte de algún guardameta, decidió, a partir de la temporada 83-84, considerar que sólo computarían como jugados, aquellos partidos en los que el cancerbero disputase como mínimo 60 minutos.
Esto, que empezó a aplicarse a partir de la temporada 83-84, no tuvo efecto retroactivo, porque si en 1977 las reglas hubieran sido las del 83 o las actuales… el nombre del Trofeo Zamora de la 76-77 hubiera sido otro.

Según estos cambios, en aquella 76-77 Miguel Reina sólo hubiera computado 29 partidos jugados, y no 30, pues en el último partido de liga sólo disputó 55 minutos, así que no contaría como válido al no alcanzar los 60 minutos, que se valoraban en la nueva norma; pero por contra sí sumaría en goles encajados los tres que recibió en aquel partido que por minutos no le hubiera computado.
Por tanto serían 29 goles encajados pero en 29 partidos computados y no 30, para Miguel Reina, que corresponderían a un cociente de 1 gol encajado por partido.
Por otra parte el cociente de Jorge D’Alessandro no se vería afectado por la nueva reglamentación pues el argentino disputó los 31 partidos computados completos y se quedaría en los 0,967 goles encajados por partido.
Siendo con la reglamentación del 83 el ganador del Trofeo Zamora de la 76-77. 
Para más inri no sólo alcanzaría el trofeo por esa vía de los partidos no computables, si no que aún obviando la misma, y si sólo nos fijamos en los decimales, el trofeo también debería ser suyo, pues según la nueva reglamentación de 1983, sobre el empate en el primer decimal, vencería por haber jugado más partidos que Don Miguel Reina. No lo digo yo, lo dice el propio diario Marca.

Dos trofeos Zamora, que hubieran sido charros, que hubieran ido a las vitrinas de Jorge D’Alessandro y por tanto a las vitrinas de la UD.Salamanca, y que las irregulares e injustas reglas del trofeo, en aquellos años, hicieron que no se premiase al portero que de verdad, por número de partidos, minutos y goles encajados; lo hubiera merecido, para ocupar así un doble hueco en el palmarés, al lado de guardametas memorables que sí lo tienen en sus vitrinas.

Reivindicación legítima y olvidada por parte del Unionismo… que desde este modesto blog rescato, abriendo debate y reivindicando a Jorge D’Alessandro como ganador o co-ganador en su defecto, del trofeo Zamora de las temporadas 74-75 y 76-77".

Así, de este modo, como os he transcrito hasta aquí, me manifestaba en Febrero de 2011, hace más de 8 años. 
También así, se manifestaban aficionados allá por 1975 en MARCA, con motivo del primer Zamora expuesto, no es algo nuevo, ya ven, y sería justo:


Recorte del diario MARCA del 30/5/1975

Hoy, tanto tiempo después sigo manifestando lo mismo y más si cabe, porque pienso que la ausencia de la Unión merece un cambió de intensidad en la propuesta, en la solicitud, y pasar de lo que en aquel momento, con la UDS todavía disputando partidos, fue una reivindicación romántica de un aficionado sobre la historia de un club que seguía peleando por logros deportivos; pasar hoy, a una reivindicación necesaria, histórica, justa, que siento debería ser tenida en cuenta por el prestigioso diario madrileño.
Simplemente por justicia moral, por lo que expliqué y explicaré a continuación, incluso llevándolo más allá, y que la consecución de esta reivindicación sirviera como recuerdo, como homenaje incomparable a un equipo, a una entidad que ya no volverá a jugar más, y suponer ambos títulos, en este momento, en el hoy, la inmortalidad en los registros históricos de la 1ª división de nuestro fútbol.

No se me ocurre además, mejor momento que en el año del 90 aniversario de la liga para hacerlo, MARCA.

Y puedo entender que una propuesta semejante, relativa a una modificación histórica, que no pide ni mucho menos "rearbitar" ni modificar los ganadores, sino sólo en justicia, ampliar los mismos... de inicio, reciba el silencio por respuesta, pero para eso están los números y una exhaustiva revisión de sus trofeos, para con argumentos y referencias históricas de hemeroteca, dejar claro que no es un capricho del que os escribe, sino una reivindicación de justicia moral lógica, y necesaria.


Recorte del Diario MARCA 7/2/1959 donde presenta el Trofeo Zamora.

Una vez revisados por el que os escribe todos los Trofeos Zamora, desde su creación (temporada 58-59), hasta 1983, año del primer reglamento completo publicado y clarificador del funcionamiento del mismo, podemos exponer sobre 4 puntos principales el siguiente análisis:

1)      Destacar la pobre e irregular estructura reglamentaria del trofeo Zamora hasta esa fecha (1983):

·         Entre las temporadas 1958-59 y 1970-71 (Ciclo A), se compite por él en ligas de 16 conjuntos, con la necesidad de jugar un mínimo de 15 partidos RECORTE 1 entre las temporadas 1958-59 y 1963-64, y un mínimo de 22 partidos RECORTE 2 entre las campañas 1964-65 y 1970-71, valorando para la victoria el coeficiente entre goles encajados y partidos jugados.
No se contemplan criterios de desempate con el cociente, ni hasta qué decimal del mismo valorar (no consta en el diario) y no hay necesidad de jugar un mínimo de minutos por encuentro para que este sea computado.

·         Entre las temporadas 1971-72 y 1986-87 (Ciclo B), se compite por él en ligas de 18 conjuntos, con la necesidad de jugar un mínimo de 22 partidos entre las temporadas 1971-72 y 1982-83, y un mínimo de 28 partidos entre las campañas 1983-84 y 1986-87, valorando para la victoria el coeficiente entre goles encajados y partidos jugados.
Se contemplan sólo desde la 1983-84 y por escrito en el diario RECORTE 3, criterios de desempate sobre el primer decimal del cociente y un mínimo de 60 minutos por partido para que este sea computable.


RECORTE 1: Diario MARCA. 7/2/1959

RECORTE 3: Diario MARCA. 7/5/1983

Sin referencia escrita en el diario y por deducción tras analizar los ganadores del Trofeo tras empate de coeficiente (hasta primera fracción decimal), anteriormente a 1983 y desde 1959, el diario MARCA parece que tomó como criterios de desempate, en caso de igualdad de cociente hasta la fracción decimal, el número de menos goles absolutos encajados por el guardameta para otorgar el trofeo al ganador.
Es decir, si dos guardametas igualaban en cociente hasta el primer decimal, ganaba el trofeo el que hubiera encajado menos goles absolutos.

Fueron los casos de los empates entre:
o   Rodri (0,60) y Abelardo (0,63) en la 70-71.
o   Reina (0,96) y D’Alessandro (0,96) en la 76-77.
o   Manzanedo (1,04), Amador (1,00), Arconada (1,05) y Urruti (1,06) en la 78-79.

Interpreto esto porque si en vez de este criterio, se hubiera tenido en cuenta un segundo decimal y no sólo el primero para el desempate, el ganador se hubiera modificado en uno de los casos, en favor de Amador (1,00) en la 78-79.
Por el contrario, sí parece que fue el segundo decimal el que otorgó el Zamora 82-83  a Agustín (0,75), en su empate con Castro (0,77) y Arconada (0,79)  en el primer decimal de la temporada 82-83, pues si sólo se hubiera tenido en cuenta este, Castro hubiera sido el vencedor al tener menor número absoluto de goles encajados (17), frente a los 22 y 27 de Agustín y Arconada respectivamente.

En resumen, no queda claro el empleo de los decimales hasta 1983, cosa que llama la atención y queda de manifiesto en las dudas sobre estos supuestos expuestos, en los que hubo tanta igualdad.

Con fecha 7 de Mayo de 1983RECORTE 3 y para entrar en vigor en la temporada 83-84, MARCA lo clarifica y acaba con esta duda, dándolo a conocer en las páginas de su diario en forma de reglamento RECORTE 3; quedando pues, para las ediciones anteriores hasta 1959, la duda del criterio de desempate decimal y teniendo que llegar a la deducción por mi parte, para intentar comprenderlo hasta esa fecha (Quizá MARCA hoy, pudiera aclararlo, sería interesante).

Años más tarde y con motivo de la última polémica acaecida en el Trofeo Zamora, aquella de 1993 en el que el trofeo fue otorgado a Ablanedo y Cañizares al empatar estos en los dos primeros decimales (0,83), MARCA confirmaba, como dedujimos antes, que las centésimas no habían sido un recurso para deshacer empates hasta aquel momento, (¿Salvo la 82-83?) expresándolo de la siguiente forma:
“Porque en MARCA no podemos ignorar que el uso de las centésimas no ha sido un recurso para resolver el empate en las décimas” RECORTE 4
A partir de esta polémica en la que se llegó a mirar la milésima; cabe destacar que MARCA hoy habla de llegar a valorar hasta la centésima inicialmente, algo que aparece en todas y cada una de las guías MARCA donde desde el año 2003 se expone el reglamento del Trofeo cada año, con algunas variaciones, como la de la centésima, sobre el de 1983 RECORTE 3.


RECORTE 4: Diario MARCA 22/6/1993

2)      Que el reglamento se modificó, en lo que se refiere al número de partidos mínimos a disputar por un guardameta y sí se dio a conocer por escrito en el diario, pero con la irregularidad de que lo hizo una vez iniciados cada uno de los ciclos, (Ciclo A de ligas de 16 conjuntos y ciclo B de ligas de 18 equipos) antes definidos, con lo que podemos exponer que:
·         Existió un agravio comparativo (se cambiaron las reglas a mitad de partida) con aquellos trofeos que tuvieron que ver con ligas, primero de 16 equipos (58-59 hasta 70-71) y luego de 18 conjuntos (71-72 hasta 86-87), en las que a mitad de dichos ciclos, se amplió la necesidad de cumplir con un mayor número de partidos para acceder al Trofeo, algo que ha demostrado ser más justo siempre, alterándose el equilibrio del reglamento con los ciclos ya comenzados y perjudicando a los guardametas participantes en las temporadas con menor número de partidos a computar de cada uno de los mismos, A y B:
  
Así en el ciclo A, de ligas de 16 equipos salió beneficiado el ganador de la edición 63-64, Vicente Train, portero del Real Madrid (15 partidos jugados y 10 goles encajados) y perjudicado Manuel Pazos, portero del  Elche, (25 partidos jugados y 21 encajados), si nos atenemos a que todas las temporadas del ciclo A deberían haber tenido un umbral mínimo de 22 encuentros disputados y no sólo parte de ellas, para así homogeneizar el reglamento de todo el ciclo.
Tal es así el caso, que el propio diario MARCA en edición del día 12 de Marzo del 67, revisando los Zamoras anteriores a esa fecha, y a raíz de la victoria en el Trofeo de Vicente en la temporada 63-64 habiendo sólo jugado el mínimo de 15 partidos estipulados (en aquel momento 15 era la mitad de jornadas de la liga, que era de 30 partidos), manifestaba y transcribo RECORTE 2, lo siguiente:
“En la temporada 63-64, Vicente, aunque batido muy pocas veces -10-, jugó sólo el mínimo de los partidos exigidos, es decir, quince. Planteóse el problema del valor relativo del cociente goles-partidos. ¿Qué valía más? Diez goles en quince encuentros o, pongamos por caso, ¿doce goles en veinte? Fue entonces cuando con acertado criterio valorizador del concepto regularidad, el jurado modificó las condiciones del trofeo, en el sentido de exigir un mínimo, no de quince, sino de veintidós partidos jugados. Esto es, redondeando, las tres cuartas partes de la liga”. RECORTE 2 
Pero no se aplicó, injustamente, con carácter retroactivo.


RECORTE 2: Diario MARCA 12/3/1967

Del mismo modo y años más tarde, en el ciclo B, en el que con ligas de 18 conjuntos se debía jugar un mínimo de 22 partidos entre 1971-72 y 1982-83, pasándose a 28 partidos sólo entre 1983-84 y 1986-87, salieron beneficiados los ganadores de las ediciones 74-75 y 78-79, Sadurní y Manzanedo respectivamente, al disputar 24 partidos computables ambos, en detrimento de los 34 y 29 que disputaron D’Alessandro y Amador, si nos atenemos a que todas las temporadas del ciclo B, para ser justos, deberían haber tenido un umbral mínimo de 28 encuentros disputados y no sólo una parte de ellas.
Polémica llevada a páginas del diario MARCA en palabras de Reina, cuando en la edición del 27 de Enero de 1973, ya reflexionaba sobre la necesidad de subir el listón de encuentros mínimos a computar, al haberse ampliado la liga a 18 equipos un año y medio antes, e incluso hablaba de premiar a aquellos que hicieran un pleno de participaciones. Esta modificación no se hizo efectiva en aquellas fechas que pedía Reina, sino 10 años después. Así lo expresaba RECORTE 5:
“Considero que MARCA debe ampliar a veinticuatro o veinticinco el número de encuentros indispensables para conseguir alcanzarlo, desde el momento en que la Liga ha sido ampliada en cuatro partidos desde la pasada temporada. Por otro lado, me parece que lo justo sería cotizar el número máximo de encuentros, ya que al limitar en veintidós o veinticuatro puede producirse engañosamente por el cociente el ganador, en perjuicio de porteros que hayan disputado los treinta y cuatro partidos”. RECORTE 5


RECORTE 5: Diario MARCA 27/1/73

3)      Que también es reseñable la injusticia reglamentaria de no haber filtrado por la cantidad de minutos jugados los partidos computables de cada uno de los porteros hasta 1983.
Desde 1959 hasta ese año cualquier participación de algún minuto en cualquier partido sumaba como partido válido, con el agravio comparativo para todos aquellos guardametas que entre 1959 y 1983, habían jugado la mayoría de los minutos en sus partidos.
Así y a pesar de esta circunstancia, si revisamos todos los trofeos desde 1959 a 1983, momento de instauración de la norma RECORTE 3, sólo un guardameta fue perjudicado por ello:
Jorge D’Alessandro en su subcampoenato con Reina de la 76-77, en el que disputando 31 partidos y encajando 30 goles, hubiera mejorado en coeficiente al cordobés que encajó 29 en 29 partidos computables, y no en 30 partidos computados sin límite de minutos jugados como se hizo según la reglamentación vigente de MARCA en aquella edición.

4)      Y última: Puede ser lógico, a bote pronto, entender que lo pasado, pasado está y que el reglamento fue el que regía en cada temporada antes de iniciarse la misma.
Pero para rebatir esta posición inicial de MARCA, se debe recordar la existencia de dos temporadas sin posibilidad de deducción "reglamentaria" ni lógica alguna, en lo que tiene que ver con la consecución de uno de sus trofeos.
Temporadas que ponen en duda esa imposibilidad de modificación desde el hoy y que ponen en duda ese hermetismo del no poder hacer justicia hacia el pasado con reivindicaciones en el presente. 
Reivindicaciones justas, que se exponen en este texto, ya que en estos dos ejemplos se pone a las claras que la dirección de MARCA, sí lo creyó conveniente en otros momentos.
Hablamos de las dos únicas temporadas en las que previas a 1983, hay dos vencedores del  trofeo sin existir un empate entre ellos. ¿Por qué?, ¿Cómo se explica MARCA?...
En las mismas, MARCA, decide por cuenta de su dirección “modificar” el reglamento para otorgar uno de los trofeos:

·         Temporada 1970-71
MARCA otorga dos Zamoras, uno a Rodri, portero del At. de Madrid y otro a Abelardo guardameta del Valencia CF.
Fue una temporada en 1ª división de 16 equipos, con necesidad para los guardametas de participar en un mínimo de 22 encuentros.
Al final de los mismos, Rodri sumó 17 goles encajados en 28 encuentros, lo que resultó un cociente de 0,6071; por otro lado Abelardo sumó 19 goles encajados en 30 partidos disputados, resultando su cociente de 0,6333.
El ganador debería ser únicamente Rodri por coeficiente de primer decimal mas el hecho de haber sido el menos goleado en cifras absolutas, si sólo se tuvo en cuenta la primera fracción decimal.
MARCA, en la edición del 19 de Abril de 1971, justifica los dos trofeos de este modo RECORTE 6:
“En la meta como en el Pichichi, también se da esta circunstancia y tenemos dos vencedores: Abelardo, que ha jugado los 30 partidos y ha hecho posible, que el Valencia fuera, entre todos, el equipo menos goleado (19), y Rodri, que ha sido el que ha conseguido mejor promedio (0,607 por partido), pues en 28 actuaciones sólo recibió 17 tantos”.


RECORTE 6: Extraído del Diario MARCA del 19/4/1971

Es decir, Abelardo, fuera del reglamento, es premiado con el Zamora por completar la totalidad de encuentros de la liga (30) y ser el guardameta del equipo menos goleado de la temporada (19) RECORTE 6.
Desde 1959 hasta hoy, sólo dos guardametas han conseguido jugar la totalidad de encuentros disputados en una temporada formando parte del equipo menos goleado en solitario de la liga de 1ª división y no ser trofeo Zamora por coeficiente:
El primero fue Abelardo, del Valencia CF y MARCA, se lo dio... el segundo fue Don Jorge D’Alessandro en la 74-75, y el argentino no obtuvo galardón. ¿Es esta suficiente razón de peso, MARCA?...

·      Temporada 72-73: 
Marca otorga dos Zamoras, uno a Reina portero del F.C. Barcelona y otro a García Remón guardameta del Real Madrid.
Temporada en 1ª división de 18 equipos, con necesidad para los guardametas de participar en un mínimo de 22 encuentros.
Al final de los mismos Reina suma 21 goles encajados en 34 encuentros, lo que resulta un cociente de 0,6176; por otro lado García Remón suma 20 goles encajados en 27 partidos disputados, resultando su cociente de 0,7407.
Como dicen los números, más de una décima de diferencia, el ganador debería ser únicamente Reina por coeficiente, no habría ni remota posibilidad de empate pero...
Sorprendentemente MARCA, en la edición del 21 de Mayo de 1973 RECORTE 7, justifica los dos trofeos Zamora de este modo:
Dentro del requisito que preside el Trofeo Zamora de un mínimo de veintidós encuentros jugados, se pretende premiar al portero menos goleado y, en consecuencia, al que obtenga mejor promedio gol-partido. Reina, el guardameta del Barcelona, ha actuado en todos los partidos de la temporada (34) y ha encajado veintiún goles. Su marca se ve superada por García Remón, del Real Madrid, con un total de veinte goles. Pero el madridista ha actuado en 27.
El promedio del cancerbero azulgrana es de 0,61 goles por partido y el del guardameta blanco de 0,74, notablemente inferior. Así, pues, el Trofeo Zamora 1973 es para Reina y para García Remón como premio al mejor promedio y al mínimo de tantos”.


RECORTE 7: 21/5/1973 extraído del diario MARCA

Por si no fuera suficiente, para justificar este Trofeo Zamora fuera del reglamento a García Remón, el 24 de Mayo de 1973 RECORTE 8, tres días después del anterior texto, en entrevista a toda página al guardameta blanco, MARCA hace la siguiente entradilla a la misma:
“El Trofeo Ricardo Zamora que premia todos los años (y ya desde hace bastantes) la actuación en la temporada liguera del portero menos goleado, ha tenido en la actual dos merecidos vencedores.
Si el barcelonista Reina, jugando todos los partidos de la temporada (34) ha encajado  veintiún goles, lo que representa un promedio de 0,61 tantos por encuentro, el madridista García Remón, no le ha andado a la zaga, pues tras haber Jugado, eso sí, siete partidos menos —27—, le ha superado en esa mejor minoría —valga la redundancia—de goles encajados, al recibir en ellos, sólo veinte. Su promedio desde luego  -0’74 tantos por encuentro— es ya netamente inferior al de su rival, pero el hecho real es que durante su estancia bajo los palos en la Liga ya finalizada, una ocasión menos que su colega tuvo que recoger el balón desde el fondo de la portería”.


RECORTE 8: Diario MARCA 24/5/1973

En fin, así, y sí, han leído bien, en 1973, MARCA se salta su reglamento y obvia toda una historia desde 1959 de coeficientes como valoradores justos de su propio trofeo. 
Si como en esta temporada, en el resto se hubieran ampliado trofeos al menos goleado en cifras absolutas, sin tener en cuenta al cociente, la lista se ampliaría mucho y lógicamente perdería su sentido de premiar la regularidad, que es el fin en esencia del mismo trofeo.
¿Por qué se hizo en este caso, MARCA?

Si la excusa para no actualizar a ganadores, como se reivindica desde aquí hoy, es la imposibilidad de modificación de unas reglas de otro tiempo aplicadas en su momento, aquí queda claro que en 1971 y 1973 se las saltaron. No hay excusa, MARCA.

Buceando un poco más e intentando encontrar alguna explicación mejor del propio periódico en sus páginas sobre estos dobles títulos fuera del reglamento, uno llega a encontrar frases tan "curiosas" como la del 22 de Abril de 1985, cuando MARCA alude a su palmarés, y en concreto al doblete de la temporada 70-71 como RECORTE 9:
“Antiguamente se daban dos premios si era necesario. Uno al guardameta menos goleado y otro al mejor cociente.”
Curiosamente, algo que hace referencia a la temporada 70-71, cuando esa no fue la razón del Zamora a Abelardo, como hemos visto, sino la razón del Trofeo 72-73 de García Remón que ni siquiera aparece reflejado. Parece que MARCA, en ocasiones, no ha tenido claro ni la razón de sus propios ganadores.


RECORTE 9: Extraído del MARCA del día 22/4/1985

Pues eso, parafraseando a MARCA y casi concluyendo: "Háganlo necesario otra vez".

CONCLUSIONES FINALES:


Si desde la temporada 1958-59, primera edición del trofeo, las temporadas de 16 equipos hubieran exigido todas un mínimo de 22 partidos disputados y las temporadas de 18 equipos hubieran exigido todas un mínimo de 28 partidos disputados, habría de ampliarse los ganadores en estos casos exclusivamente:

·         63-64: Vicente y Pazos.
·         74-75: Sadurní y D’Alessandro.
·         78-79: Manzanedo y Amador.

Si desde la temporada 1958-59, primera edición del trofeo, se hubiera establecido el requisito de ser únicamente computables los partidos de cada guardameta donde hubiera jugado un mínimo de 60 minutos, habría de ampliarse los ganadores en estos casos exclusivamente:
·         76-77: Reina y D’Alessandro.

No es necesario rearbitrar la historia, no se trata de cambiar ni sustituir ganadores, sino de ampliar, ya se hizo en más ocasiones y la dirección de MARCA puede y debe hacerlo.
Tal y como se refleja en el amplio texto, no sólo por la homogeinización de criterios reglamentarios justos, sino en el caso de Don Jorge D'Alessandro también porque se entregaron trofeos Zamora fuera del reglamento, como en la 70-71, a criterio de la propia dirección de MARCA, en similares circunstancias a las realizadas por el portero argentino en la 74-75.

Caricatura de Argi Ruano de la defensa menos goleada de la liga de la temporada 74-75

Quizá sea un grito en el desierto. Quizá sea sólo el reclamo loco de un aficionado huérfano de su club de fútbol y enamorado de su historia... pero aquí os lo dejo, espero que algún día, ojalá pronto, el que sea, MARCA reconozca a Jorge D'Alessandro y a aquel equipo irrepetible como ganadores de dos trofeos que colmarían, seis años después de su desaparición, mi vida y su historia.



FUENTES:
Diario Marca.
Fotografía de Agustín Vega
Caricatura Argi Ruano