Dicen que uno nace siendo de un equipo de fútbol; yo discrepo. Dudo mucho que la biología reservara en nuestro origen un solo minuto para dar forma a un alelo de nuestro genoma con la impronta de un escudo determinado y no otro, para dotarnos, por el azar de ese "destino" genético, de unos colores así, sin más género de duda...
La realidad debe ir más por ese factor ambiental del que se habla en genética, por el que las influencias externas condicionan los primeros años de vida del individuo e influyen y moldean esa base molecular que nos dejan, cual código de barras, el conjunto de nuestros predecesores.
Las aficiones, las pasiones... desde luego no se imponen, pero tampoco, pienso, se eligen. Para ser profundas, deben nacer, surgir... y es creíble que deba haber un "interruptor" oculto en algún lugar de nuestro organismo que si las pruebas, active ese área de nuestra corteza cerebral para en ocasiones, en esto de la pasión por unos colores, brillar eternamente intensa y no apagarse nunca.
Uno no es de un equipo de fútbol de verdad hasta que este no le genera la necesidad de priorizar la atención sobre él por encima de todas las cosas, (sí, todas las cosas), pero para llegar a ese nivel, se hace necesario encontrar ese punto de inflexión en forma de estímulo definitivo; ese "factor ambiental" del que os hablaba, que se esconde en esos primeros años de nuestra infancia y que cual flechazo, debe aparecer sin esperarlo.
Creo que soy de la Unión desde que antes de empezar a ir al estadio, de crío, esperaba jugando ansioso en casa, en la moqueta del hall, al lado de la puerta; a que mi padre llegara del fútbol para preguntarle y saber antes que nadie, cómo habían quedado... aquella sensación de alegría o tristeza inconsciente pero apasionada según la respuesta, fue el pilar inicial de esa pasión blanquinegra del que con apenas cuatro años no había visto aún rodar un balón en un estadio más allá de imágenes de televisión de la época.
Pero la eclosión de ese unionismo profundo, la consecución de ese punto de no retorno, la conexión de ese mencionado "interruptor" de esa pasión que mantengo hasta nuestros días; ese culmen del "fáctor ambiental" necesario; se hizo efectivo varios años después, incluso tras un tiempo de haber empezado ya a ir al estadio con asiduidad... Tuvo fecha y hora, y no llegó como podría pensarse, tras la consecución de algún título o trofeo, ni siquiera fue tras un ascenso, su origen fue algo más oscuro...
A las seis de la tarde de un catorce de Junio de 1987 la U.D.Salamanca y el Real Burgos, 4º y 5º respectivamente del único grupo de 2ª B de la época, se disputaban el puesto del primero; última plaza de ascenso a la categoría de plata, a la que la Unión llegaba un punto por encima de los burgaleses, por lo que un empate le valía para el ascenso aquella tarde en su estadio.
La Unión llegaba al encuentro desde la presión de haber sido equipo de primera sólo tres años antes y la ansiedad acumulada de una temporada pobre en lo futbolístico, pero con una última oportunidad en forma de "final" casi inesperada, ya que la remodelación de la 2ªB para la temporada siguiente, provocó que a última hora se ampliara a cuatro el número de conjuntos que subían a 2ª, otorgándole a la UDS un último cartucho.
Fue un encuentro intenso, bronco por momentos, pobre en lo futbolístico y extremadamente igualado, que alcanzó el cénit de la angustia en un último minuto de un descuento eterno, anímicamente hablando, que acabó con un gol del R.Burgos sobre la bocina; que sirvió para helar corazones e inundar de desolación un graderío, como nunca más se volvió a vivir en el Helmántico.
No nací siendo de la Unión, eso no es posible, pero me nutrí de muy niño con ese unionismo ambiental que se respiraba en casa gracias a mi padre; de poco en poco, para años después y envuelto en lágrimas aquella tarde, darme cuenta de verdad, desde la profundidad de una enorme decepción, que yo era de aquellos, de los que vestían de blanco y de negro; y que así sería para siempre.
Hubiera sido fácil decir que aquella inflexión se produjo la primera vez que entré en el Helmántico, o tras aquel primer gol que viví en directo, uno de Orejuela en el 83... pero no, quizá fue por aquella mezcla de pasiones vividas aquel día, del drama de aquella montaña rusa que fueron los últimos 30 minutos de un partido inolvidable; no lo sé, pero de lo que estoy seguro; es de que fue aquel día.
Pronto se cumplirán 29 años de aquella tarde, y desde entonces no había vuelto a ver los goles de aquel encuentro, no tuve ganas siquiera de encender el telediario regional al día siguiente del partido y no recuerdo tampoco haber ojeado la Gaceta de aquel lunes; cuya crónica no descubrí hasta hace pocos años (VER)...
Ayer sí, volví a verlos; gracias a Conexión Vintage; y me sirvieron para reafirmarme en toda la reflexión anterior; que descansaba en mi cabeza desde entonces.
Si hubo un punto de inflexión, si hubo algo de ese moldeado ambiental que marcó mi unionismo a fuego, aquel fue el gol de Eizmendi...
Sin el que quizá no sería entendible mi amor, todavía hoy profundo, a un equipo que ni siquiera existe.
Fuentes:
Teledeporte
Pues ya hemos visto las imágenes. Buen artículo este para no variar, Angel. Disculpame si soy demasiado atrevido sin conocerte ni estar en tu cabeza pero creo que tu unionismo no habría variado ni un milimetro si Lozano despeja ese balón y el partido acaba 1-1 con ascenso y una fiesta inolvidable. Yo hubiera preferido la victoria y habría disfrutado mucho mas.
ResponderEliminarHan pasado ya 29 años y al ver ese gol he vuelto a sentir esa puñalada en mi corazón como seguidor de la Unión Deportiva Salamanca. Hasta pienso que seguramente si ese balón es despejado el arbitro pita el final, o si el remate va fuera entre que saca el portero y tal. Hasta eso se me ha pasado todavía por la cabeza.
29 años y todavía recuerdo aquel camino hacia el Helmantico. Aquella ilusión. Aquel gol. Nos ganaron curiosamente como le hicimos nosotros al Albacete 8 años después, con el juego aéreo. El primer gol de Tamayo también nos hizo daño.
Después de ese varapalo llegó Garcia Traid y lo arregló todo a la temporada siguiente. Quizás Garcia Traid nos faltó en 2011. A modo de anécdota, yo saboree mucho la victoria de la UD Salamanca en Burgos año y medio después en Segunda A con los Garcia Traid, Cabrera, Miranda, Orejuela, Balbino, Mina, etc.
Un abrazo !!!!!
Gracias por tus comentarios blanquinegro! La verdad es que , como bien dices, imagino que poco hubiera cambiado mi forma de entender mi pasión por la UDS si hubiéramos subido ese día...probablememnte entonces este texto se llamaría "el gol de Biota" y se cimentaría en algo positivo, como un ascenso...pero en mi memoria, el gol de Eizmendi, fue esa inflexión clara, para sentir una vinculación eterna a unos colores... Al que le sale ser de un equipo en las malas, como tras aquel día, es difícil que lo abandone nunca... Un abrazo!
EliminarOtro abrazo Angel. Si me habría gustado ver el gol de Biota. En su momento fue algo tremendo la celebración de ese gol. No lo tengo claro pero creo que fue en un rechace y que mete el gol con la rodilla. Me habría gustado verlo, fue una locura colectiva. Hubo alguna ocasión en la portería de Fondo Sur, no se en que momento del partido que no entró por poco y todos nos llevamos las manos a la cabeza. Una pena.
EliminarA veces uno piensa que habría sido de nuestro futuro, de nuestro destino, de nuestro equipo si ese gol no entra. Que camino habriamos llevado. Nunca lo sabremos.
ResponderEliminarSe me eriza la piel al leer tu artículo y el posterior comentario de BLANQUINEGRO e identificarme plenamente con lo que sufrí aquella tarde, que siempre la he recordado como la decepción más grande que me llevé de la historia de nuestra querida Unión. Como si aquella puñalada fuera la estocada que fue desangrando a la entidad hasta su desaparición.
ResponderEliminarEscuché la retransmisión por la radio, como aquel fatídico minuto dejó en la mayor incredulidad a nuestro locutor Antonio Lorenzo Melgar, que fue incapaz de cantar “gol del Burgos”, y que se limitó a lamentar “!!no puede ser, no puede ser… en el último minuto que mala suerte!!”.
Cuando tomé conciencia de lo que había sucedido, sentí un dolor agudo en el corazón que me duró toda la semana posterior al partido, era como si hubiera somatizado aquel disgusto.
Sin duda fue un punto de inflexión que tiró muy hacia abajo la gráfica deportiva e institucional del club y que fue lastrando hasta el final de sus días.
¿Qué hubiese pasado si aquel año se hubiera ascendido a Segunda A?
No sé…, quizá este domingo hubiéramos ido al Helmántico!!.
Aquel día se tocó fondo tras la caída libre iniciada en el 83... ¿hubiera cambiado algo subir aquel año?...es una pregunta apasionante...
EliminarGracias por tu genial comentario Calvario!!
Nunca lo sabremos aunque conviene recordar que justo la temporada siguiente se arma un señor equipo con Garcia Traid, Mina y Balbino que arrasa en Segunda B y asciende de calle. Y luego en Segunda A se hace otro muy buen equipo. Quiero decir que quizás el daño no fue tan grande independientemente del mazazo brutal que supuso el no ascenso contra el Burgos y no saber que pasaría después.
ResponderEliminarLo que es cierto es que seguramente todo habría sido diferente y a saber. Saludos !!!!!
Ahondando más y mirando fríamente con perspectiva yo creo que el daño deportivo no fue tan grande. Otra cosa es que es no ascenso hubiese implicado 15 o 20 años en Segunda B y Tercera o algo similar y que no se hubiera levantado cabeza. Pero se reacciona muy bien y se asciende al año siguiente y en los años posteriores se logran dos ascensos a Primera.
ResponderEliminarPor eso yo creo que esa apasionante pregunta viene más en que las cosas habrían sido diferentes, eso sin duda. Nunca sabremos que camino habríamos recorrido. También fijaros quien cogió el Club en ese momento y que si se asciende no habría entrado al menos en ese momento. Lo que a mi me da rabia y pena es que viendo como nos ha ido, nuestro triste final, pues cuesta pensar en que aquel camino hubiera sido tan malo y con el mismo final.
Un abrazo compañeros !!!!!
Desde el lado del que ganó aquella tarde...
ResponderEliminarMira que han pasado cosas desde aquella tarde tanto en Salamanca como en Burgos, pero para mi generación, "el gol de Eizmendi" es "el gol de Eizmendi" y nos acordamos menos de victorias o posteriores resultados positivos en el Bernabeu o Camp Nou que de ese gol postrero en el Helmantico...
Yo estuve allí aquella tarde y recuerdo sobremanera el comportamiento señorial de la afición salmantina tras aquel descalabro. Yo creo que no nos lo creiamos ni los unos ni los otros...
Hermanados en desapariciones y descensos deportivos y no deportivos...ojala volvamos pronto a vivir un derby regional como aquel...y jugandonos ascensos también!!!
Saludos desde Burgos.
Infinitas gracias por tu comentario "desde el otro lado"... Un abrazo!
EliminarPara mi ha sido el mayor disgusto con la UNION. Tenia 11 años y lo vi delante de mis narices en la porteria del fondo norte. La expresión de un amigo de mi padre con el que estabamos lo dice todo "vaya cara se le ha quedado al chaval". Quizás no fue tan grave deportivamente porque al año siguiente con el gran Garcia Traid, se ascendió de calle. Pero moralmente es algo que por lo menos a muchos de mi generacion no se nos olvida.
ResponderEliminar"Porque uno puede decir que es de muchos cuadros. Uno puede cambiar de idea varias veces. Sobre todo si abundan los tíos y los primos grandes, dispuestos a comprar con pelotas y camisetas la fidelidad de un corazón novato. Pero una vez que uno llora por un cuadro, la cosa está terminada. Ya no hay vuelta. No hay caso. De la alegría se puede volver, tal vez. Pero no de las lágrimas. Porque cuando uno sufre por su cuadro, tiene un agujero inentendible en las entrañas. Y no se lo llena nada". Eduardo Sacheri. La vida que pensamos (Cuentos de fútbol). Alfaguara. 2014.
ResponderEliminarMe has dejado sin palabras Jose... desconocía este fragmento; es más, desconocía el cuento entero... (error imperdonable el mío, por cierto)... Me ha emocionado leerlo, es tremendo...
EliminarLa verdad es que uno se da cuenta de que cuando intenta expresar algún sentimiento, algunos genios como Sacheri...ya se le habían adelantado y con mucha más maestría que un humilde aficionado como yo...
Un abrazo grande amigo!! Y creo que voy a hacerme de Huracán...
Junto con "fútbol", de Osvaldo Soriano, me parece el mejor libro sobre fútbol que yo he leído. Tiene cuentos maravillosos. Yo lloré varias veces por mi cuadro y varias veces leyendo el libro. Un abrazo grande para vos, también.
EliminarYo estuve aquel día en Preferencia, tenía 10 años y recuerdo ver gente llorando a la salida del estadio.
ResponderEliminarNo creo que la desaparición de la UDS se debiese a ese partido y a ese ascenso frustrado. La Unión desapareció 26 años después. Si acaso, el partido que marcó nuestro infausto futuro fue aquel contra el Éibar en el 2000 o más bien el de 15 días antes contra el Badajoz en casa que empatamos a dos con el campo encharcado y un arbitraje lamentable. No ascender aquel año a primera sí que fue la puntilla. A partir de ahí el equipo fue bajando en calidad, se vetó a la televisión (un error de los muchos de Hidalgo) y se acabó descendiendo en el 2005 en otro partido que fue otro de los clavos en el ataúd, contra el Ciudad de Murcia. La UDS se rehizo de lo del Burgos, incluso de lo del Ciudad de Murcia ascendiendo un año después. Pero si en el 2.000 hubiera subido a primera a lo mejor la suerte hubiese cambiado, o no...quién sabe.
Tienes toda la razón del mundo... Es una lástima que no posea imágenes de calidad de aquel tremendo partido contra el Badajoz...lo recuerdo como si fuera ayer... Tendría un lugar en el Blog sin duda alguna... (A parte del penalti que era un metro fuera del área; creo que llevaba sin llover en Salamanca semanas y la noche previa y la misma mañana diluvió como si no hubiera un mañana... lo que nos perjudicó sobremanera)... Cada vez que pienso en aquel partido se me eriza la piel. Un saludo!
EliminarComo dato anecdótico comentar que en el partido de la primera vuelta en El Plantio (que fue aplazado) el resultado fue de 0-0. La prensa burgalesa se quejó de las numerosas perdidas de tiempo del equipo charro para sumar ese punto que se consiguió.
ResponderEliminarEsa temporada, como todas, la viví intensamente. Subian tres equipos de manera directa a Segunda A. Lógicamente eramos uno de los favoritos y en ello se estuvo pero nos descolgamos de los tres primeros. Cuando todo eran nubarrones se anunció una reestructuración de las categorías y decidieron meter un cuarto equipo. Ahí nos volvimos a reenganchar el Burgos y nosotros y en el Helmantico nos lo jugamos. Por desgracia no pudimos sacar el mismo resultado que en El Plantio.
Y también como dato anecdótico comentar también que un año después, con una UDS muy destacada en el primero puesto que daba el ascenso llegó el segundo clasificado el Badajoz. Si ganábamos ascendíamos matemáticamente y se preparó una fiesta.
ResponderEliminarCuriosamente el Badajoz decidió vestir con los mismos colores que el Burgos un año antes. Y el resultado fue casi idéntico, 0-1. Por suerte esta vez si había remedio y el colchón era muy grande. Se ascendió jornadas después en el famoso dia de las almohadillas.