Ayer estuve en La Montaraza, hacía muchos años que no volvía, y me alegró comprobar que muchas cosas no habían cambiado; me pareció verme entrar hace 25 años, después de misa, a tomar el vino con mis padres y volver a ver las fotos de la Unión que todavía permanecen, de aquellas que poblaban sus paredes, y volver a preguntar a mi padre, y hablarme de Diarte, de Balbino, de Carmelo, de Adam o de Corchado…aquel que yo decía de chico que era mi favorito y por eso me regalaron una camiseta del siete comprada en Esterra…que guarda todavía mi madre en algún armario.
Volver la vista atrás e imaginar bajándonos en la puerta Zamora de aquellos autobuses repletos, después del fútbol…y volver a la Montaraza, y hablar de fútbol…tomando una fanta, en el 87…
Son esos lugares, que mantienen, ese guiño al pasado, que han cambiado poco desde nuestra infancia y que rescatan recuerdos unionistas de sus paredes.
Igual que en Madrid, en Huertas, donde casa Alberto, mantiene viejas fotos de la época de Galleguillos, “esos eran amigos del jefe”, contestaba un camarero al preguntarle por aquellas maravillosas imágenes.
O aquel póster en Casa Ricardo en Cullera de la 86-87, que miraba de crío, ¡allí en Valencia! antes de entrar al comedor a tomar aquellos arroces.
Es curioso; todo lo vivido de niño, queda marcado profundamente, y cuando tras muchos años reencuentras un lugar de esos de siempre, en el que al entrar menguas, palpitas como entonces y piensas que mañana hay cole y que esta tarde volveremos al Helmántico y veré el fútbol abajo tras Lozano…junto a la reja verde, con mi trenca azul y mi bufanda del 85…te das cuenta de que no es tanto tiempo, y no somos tan diferentes a los de entonces, o por lo menos, no queremos serlo.
Oye crack pedazo de blog que estás haciendo lo he mirado por encima pero ya me lo estudiaré un poco más. Hala Unión!
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